Aphra Behn, la escritora y espía sobre cuya tumba todas las mujeres deberíamos lanzar flores.

Aphra Behn, espía de Carlos II (entre otras cosas…), primera escritora profesional de la historia de la literatura en inglés, autora de la primera novela antiesclavista y de la primera novela espistolar. Conservadora por su ideología y libertaria por sus actos, sin duda, una mujer terriblemente interesante.

Si solemos destacar el mérito de mujeres como Virginia Woolf o Marie Courie porque, más allá de su arte y su ciencia, el mero hecho de atreverse a desarrollarlo dadas las rígidas convenciones sociales de su tiempo respecto al papel de la mujer en el mundo, lo de Aphra Behn es ya para gritarlo más que para destacarlo ¿y por qué se conoce tan poco a esta mujer? quizá porque la historia no es como es sino como se ha escrito y no parece que los cronistas del S. XVII tuvieran mucho interés en hablar de una mujer libre y libertaria, bisexual, deshinibida, ¡espía! y que consiguió lo que por aquel entonces incluso para un hombre era difícil: vivir de la literatura, ella fue una de las primeras, sino la primera, escritora profesional. Pero empecemos por el principio…

Como sucede con tantos escritores clásicos, de Aphra Behn dudamos incluso de su fecha y lugar de nacimiento pero, como no vamos nosotros a discutir a los sesudos históricos que han estudiado el asunto, vamos a dar por buena la información comúnmente aceptada: nació en Wye, en el condado de Kent, el 10 de julio de 1640, dado que su acta de bautismo es de ese año, aceptando esta fecha por buena a lo sumo nos equivocaremos en unos meses; era hija de un barbero y su esposa, aunque de ésto también caben todas las dudas imaginables, que se trasladaron Surinam, entonces la Guayana Holandesa, siendo todavía Aphra pequeña; a los 18 años, después de haber visto con sus propios ojos el mundo esclavista y, en él según contó ella misma varias revoluciones de esclavos, volvió a Londres para hacer lo que toda señorita de su tiempo a su edad debía hacer: casarse. Y se casó, aunque tardó seis años en encontrar marido o cabe que no regresara de Surinam en 1658 sino unos años már tarde, sea como fuera lo que sí sabemos es que se casó en 1664. El novio en la boda fue un rico comerciante alemán que le permitió codearse con lo más notable de la sociedad de la restauración en Londres pero el matrimonio duró a lo sumo un par de años o incluso menos, momento en el que Aphra enviudó y comenzó su nueva vida. Tendría  unos 27 años. No volvió a casarse (ni falta que le hizo).

Viuda y rica, Aphra tenía un conocimiento del mundo muy superior al de otras mujeres de su época porque, aunque supuestamente había nacido en una familia humilde, era una mujer viajada, había vivido varios años en Surinam y conocido Londres como esposa de un rico comerciante alemán; había visto la esclavitud y a los esclavos luchar por su vida y por su libertad (o eso contaba porque no hay evidencias históricas de revueltas de esclavos en Surinam durante su estancia allí), había visto la dureza de la vida urbana y también la algarabía y el libertinaje de la alta sociedad de la restauración y, consciente o inconscientemente, había decidido disfrutar de aquello que le había sido dado ya fuera por azares de la vida o merecimientos propios: tenía a sus 27 años la independencia que sólo el dinero puede dar, el que había heredado de su difunto marido. Y entonces comenzó a vivir según sus propias decisiones y a demostrar lo que después Virginia Woolf reconocería en su ensayo una habitación propia: Todas las mujeres juntas deberían ir a lanzar flores sobre la tumba de Aphra Behn, pues fue ella quien ganó para ellas el derecho a permitir que sus mentes hablasen‘.

All women together ought to let flowers fall upon the tomb of Aphra Behn which is, most scandalously but rather appropriately, in Westminster Abbey, for it was she who earned them the right to speak their minds.

Lo más incitante de la vida de Aphra Ben comenzaba entonces, ya viuda aunque algunas crónicas hablan de separación más que de muerte del marido, damos por buena su viudedad porque siguió utilizando su nombre de casada; es justo reconocer en este punto que nada de lo que ocurrió a partir de entonces se hubiera dado del mismo modo sin lo que ocurrió antes, fue su riqueza la que le permitió codearse incluso con el rey Carlos II (y quien dice codearse, dice encamarse aunque, obviamente, de ésto no hay pruebas…) y su experiencia en Suriman la que le permitió escribir la que se considera es la primera novela antiesclavista, lo cual es curioso porque su difunto marido, entre otras cosas, se dedicaba al comercio de esclavos… pero vayamos por partes.

Antes de alcanzar el éxito y la fama como escritora, Aphra se hizo popular por sus conquistas, cuentan las crónicas que era toda una femme fatale ante la que caían rendidos hombres y mujeres, entre todos ellos cabe destacar a Carlos II, rey de Escocia, Inglatera e Irlanda porque además de ser su amante fue también su espía, sí, toda una Mata Hari en el S.XVII, esa era también Aphra Bhen aunque, como espía, su nombre era Astrea. Este papel de Mata Hari en Europa da cierta veracidad a otra de las cuestiones sobre las que existen todas las dudas del mundo: al parecer Aphra actuó como espía de los colonos entre los esclavos de Surinam pero de ésto no hay certeza alguna y se nos antoja nuestra escritora demasiado joven para tal cometido aunque, siendo como fue una mujer de bandera ¡quién sabe!.

El lado más oscuro de su historia llega de la mano del ejercicio de su libertad, Carlos II le pagaba poco y mal por su trabajo como espía en Amberes porque al parecer los gastos de Aphra, entonces Astrea, eran superiores al resultado de sus pesquistas; cuentan que debía averiguar si Thomas Scot trabajaba como espía para Carlos II en Amberes o era agente doble, según las crónicas de la época Astrea demostró la lealtad de Scot a Carlos II pero éste creyó que la espía podía haberse enamorado de Scot mientras averiguaba tal información, cosa que usó como excusa para pagar menos por su trabajo, mucho menos de lo esperado, tan poco que incluso hay dudas acerca de que hubiera pagado algo y, para cuando Aphra regresó a Londres, se encontró incapaz de hacer frente a las deudas contraídas… pero no estaba escrito un final tan triste para la mujer sobre cuya tumba todas debemos lanzar flores…

…life dedicated to pleasure and poetry.

De regreso a Londres, famosa por su vida libertina y arruinada, Aphra Behn no tomó el camino fácil, no se dejó llevar por la vida licenciosa ni buscó urgentemente un marido que solventara su triste situación, se puso manos a las letras para hacer lo que ninguna mujer había hecho antes, vivir de la literatura; es ahí donde todo lo vivido se pone a su servicio y comienza a escribir, en 1670 publicó su primera obra, una de las comedias que le darían gran éxito como escritora y le permitirían solventar sus problemas económicos de forma autónoma, eso sí, un poco más tarde de lo deseable por lo que llegó a pasar por la cárcel por sus deudas (aunque respecto a ésto caben también todas las dudas imaginables…).

Los teatros de Londres representaban sus comedias y se cree que cuando faltaba alguna obra suya en cartel se debía a que a veces, más que a escribir, se dedicaba a sus labores de espía para la corona ¿cuánto hay de cierto en ésto? lo desconocemos, lo que sí sabemos es que por aquel entonces se relacionaba con parte de la sociedad cultural de momento, conoció a John Dryden -notable poeta británico-, Elizabeth Barry -popular actriz de la época-, John Hoyle -abogado bisexual con el que se cree tuvo una aventura-, Thomas Otway y Edward Ravenscroft -ambos dramaturgos-.

Sus comedias le permitían vivir, también sus traducciones (traducía del latín y el francés al inglés) e incluso su poesía, no recuperó ni de lejos la riqueza que tuviera, tampoco tenía respeto literario alguno por su obra sino que era la escritora libertina del momento pero se mantuvo económicamente hasta su muerte gracias a sus letras; pudo escribir algo más que mofa y burla de la sociedad de su tiempo, escribió la que se considera la primera novela antiesclavista y en ella contó con todo detalle cómo era la vida en el Surinam que conoció; sus últimos años estuvieron marcados por su salud menguante, sus dificultades para mantener el bolígrafo del que salían las letras que le permitían vivir y sus consecuentes aprietos económicos; murió a la edad de 49 años (aproximadamente…) en Londres y en su epitafio se puede leer: ‘Aquí yace la prueba de que el ingenio no es defensa suficiente frente a la muerte‘, en las crónicas de la época se decía de ella algo que cabe resulte hoy todo un alago: Aphra Behn, una vida dedicada al placer y la poesía.

Here lies a Proof that Wit can never be Defence enough against Mortality.

A lo largo y ancho de la historia se ha comparado a Aphra Behn con Katherine Philips, también traductora y escritora pero de vida más acorde con las costumbres de la época, dicho de otro modo, Katherine Philips era un ejemplo moralmente aceptable mientras Aphra Bhen no; nosotros no entraremos a comparar a estas dos mujeres sino que nos limitaremos insistir en un par de datos incuestionables e indiscutibles: a Katherine Philips se la recuerda como la autora del poema Oh Solitude porque Henry Purcell le compuso una melodía mientras Aphra Behn es, y así se la recuerda, la primera escritora profesional en lengua inglesa (aunque Henry Purcell también puso melodía a una de sus obras, Lust’s Dominion); además, puestos a recordar otros nombres de escritoras del momento nos viene a la memoria Anne Bradstreet, nacida en Inglaterra en 1612, emigrante a América en 1630 (10 años antes del nacimiento de Aphra Benh) que se convertiría en la primera escritora y poeta americana en publicar un libro.

La vida de Aphra Behn tiene mucho de misterio y también de contradicción, el misterio comienza por lo que desconocemos de un tiempo tan antiguo y continúa por lo que, dicen, la propia Aphra ocultó y por lo que mintió (¿desdencía de una familia de aristócratas? ella decía que sí… pero existe casi la certeza de que no era cierto, ¿vivió revueltas de esclavos en Surinam o actuó allí como espía? ella decía que sí a lo primero, no se pronunciaba de lo segundo y no se tiene constancia histórica de revueltas en Surinam en aquellos años); en cuanto a la contradicción ¿cabe máyor contradicción que Aphra Behn, conocida como la escritora libertina, amante de hombres y mujeres fuera defensora acérrima de los Tories (conservadores)? De hecho, cuentan que fue la caída de los tories frente a los whigs (que es lo que ocurrió en la Revolución Gloriosa con el derrocamiento de Jacobo II por parte del que sería a partir de entonces Guillermo III, apoyado por los whigs) lo que precipitó su muerte, algo que nosotros nos atrevemos a poner en duda porque nuestra escritora espía había dado muestras de ingenio suficiente para superar infortunio alguno, salvo la muerte, claro está.

Si visitas Londres, no olvides acercarte a su tumba en la Abadía de Westminster y tirar flores sobre ella (aunque no la busques en el rincón de los poetas, era demasiado libertina para tal honor…).

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