Henry James, el escritor trasatlántico de sexualidad indefinida.

Henry James es un escritor americano y británico a la vez, realista y modernista a la vez… un tipo dual y excéntrico que retrató la vida de quienes se movían entre el viejo y el nuevo mundo abrazando ambos.

Henry James es una rara avis de la literatura, un escritor como pocos que demostró con su pensamiento algo que en España expresó años después Unamuno como nadie: el nacionalismo se cura viajando; sus padres procedían de familias europeas y eso les hizo mantener siempre cierta consciencia de su origen en el viejo continente, algo que, una vez que la familia se vio con la vida resuelta gracias a la ingente fortuna amasada por los abuelos, hizo de sus viajes a Europa algo de lo más natural, tan natural que Henry James jamás fue un defensor de su nacionalidad americana ni de su procedencia europea, fue un observador del mundo y un contador de historias, un tipo objetivo y estudioso que no dudó en abrazar la nacionalidad británica cuando su américa natal entró en lo que él llamó ‘Age of the Mistake’ (la era del error) al decidir no intervenir en la I Guerra Mundial; claro que para entonces Henry James llevaba ya años viviendo en Londres.

Cuando se tiene éxito uno se siente más a gusto y como en su propio país.

La familia de Henry James era, como poco, excéntrica, en primer lugar porque era una de las familias más notables de Nueva York por la mentada fortuna del abuelo y vivían en la zona más exclusiva de la ciudad pero, además de eso, el padre de Henry James no era en absoluto un tipo corriente, bien al contrario, era un filósofo independiente y un visionario religioso obsesionado con la libertad intelectual de sus hijos; tal era su obsesión que los cambiaba de colegio constantemente para evitar que ninguna línea educativa hiciera mella en ellos en lo ético y, no contento con ello, se los llevó a Europa cuando Henry James contaba 12 años.

Hay tres cosas importantes en la vida: la primera, ser amable; la segunda, serlo siempre; y la tercera, nunca dejar de serlo.

Con una infancia así no resulta extraño que en su vida de adulto los viajes fueran una constante, vivió un tiempo en París -de hecho dominaba el francés y fue un estudioso de su literatura- y también en Italia, país que adoraba y en el que escribió su famosa novela El Retrato de una Dama (concretamente en Venecia, ciudad en la que se suicidó o accidentó (no está claro) quien pasó por ser algo más que una amiga de nuestro escritor, ahondaremos en ello más adelante); para instalarse de forma más definitiva eligió Inglaterra, Londres y la pequeña localidad de Rye, en Sussex, donde tenía la casa de campo en la pasó la última etapa de su vida.

Comenzó estudios de derecho en Harvard pero no llegó a terminarlos y es que con apenas 20 años comenzó a publicar sus primeras obras; nunca se casó y han corrido ríos de tinta acerca de su sexualidad aunque dicen también que vivió un romance o, al menos, una intensa amistad, con la también escritora y también expatriada americana en Europa Constance Fenimore Woolson; según se cree ambos vivían en Venecia cuando ella, enferma de gripe y depresión, acabó tirandose por la ventana de su apartamento o cayendo por ella accidentalmente; dicen (y en ésto no sabemos cuánto habrá de mito o realidad) que fue Henry James quien se ocupó de recoger las pertenecias de la escritora y quien ordenó que sus trajes fueran tirados en la zona más profunda de los canales de Venecia porque se sentía incapaz de venderlos o regalarlos pero los vestidos en cuestión se negaban a hundirse y volvían tercamente a la superficie… Nos lo cuenta Lyndall Gordon en su biografía de este magnífico autor y dado que ella y especialmente Leon Edel son las voces más autorizadas en lo que a la vida de Henry James se refiere, nosotros así lo creemos.

No interrogues tanto a tu conciencia… acabará por desafinarse como un piano mal tocado.

Así como era un trabajador incansable y solitario, tanto que nunca formó su propia familia a pesar de mantenerse muy unido a sus padres y hermanos, era en realidad un tipo muy sociable y se relacionó con lo más granado de la sociedad de su tiempo tanto en Estados Unidos como en Europa, conoció a Zola y a Maupassant y siempre dijo que era en su relación con la alta sociedad (en la que incluía a su propia familia) donde encontraba inspiración para su obra, cabe que fueran comentarios como éste los que le grangearon cierta fama de snob.

Henry James era un respetado crítico literario y un absoluto perfeccionista, en él la técnica va indisolublemente unida al arte y es precisamente su estudio de la técnica lo que lo llevó a escribir obras que consideró cuasi perfectas desarrollando técnicas como la del monólogo interior de la que se convirtió en todo un maestro; buscó siempre la perfección, también cuando escribió teatro, empresa que abandonó porque sus obras fueron lo más cercano a un fracaso, algo que que debió dolerte al crítico que había en él viendo especialmente el éxito de Oscar Wilde, un autor al que consideraba un sinvergüenza de pésima calidad.

¿Cómo podría rechazarme a mí mismo si no fuese yo? Por lo demás, es preferible no ser presuntuoso.

Lo cierto es que, si bien se le considera como el primer maestro de la literatura americana, su éxito en su tiempo fue limitado y vivió en muchos momentos más de su fortuna (la heredada y bien gestionada riqueza del abuelo) que de sus ganancias como escritor; en cambio con el paso del tiempo su nombre se ha visto impreso en la literatura universal como el de uno de los grandes novelistas de todos los tiempos, un escritor avanzado a su tiempo porque si bien lo suyo era el realismo, el costumbrismo, la que dio en llamarse literatura trasatlántica, resultó ser también un estudioso de las técnicas literarias y, en conscuencia, un avanzado al modernismo que vendría después.

Claro que no es por su técnica por lo que recomendamos leer a Henry James en pleno S.XXI, dejamos esa parte a los eruditios literarios, nosotros lo recomendamos por su profundo conocimiento del mundo y del ser humano, por su visión del hombre y de la mujer, de la sociedad en su conjunto y de las nacionalidades ¡cuánto puede enseñarnos hoy la visión del mundo de Henry James!.

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