La isla del doctor Moreau. La ética de la ciencia y la bestialidad del ser humano.

La Isla del Doctor Moreau es una novela de ciencia ficción… y de miedo, de ingeniería genética y social, de seres humanos y de monstruos, de la bestialidad del ser humano y la ¿humanidad? de los monstruos.

No resulta fácil elegir, de entre la producción de H.G. Wells, sólo una novela pero La Isla del Doctor Moreau resulta interesante por lo que anticipaba y porque sigue planteando, a día de hoy, el mismo dilema que planteaba en su día ¿vale todo en pos del progreso científico? En realidad la pregunta no sólo es de respuesta compleja sino que está llena de aristas y matices. La novela, como suele suceder con las obras que se adelantan a su tiempo, no gustó, es más, ofendió; lo más bonito que se dijo de La Isla del Doctor Moreau es que era una novela que ofendía a la decencia… y es que lo que hace H.G. Wells es contar una historia de ingeniería genética, alo impensable a finales del S.XIX.

Conviene ponernos en situación: la investigación científica ha ido siempre de la mano de la polémica muy especialmente cuando se ceñía al ser humano, hubo un tiempo en el que la de médico no sólo no era una profesión respetada sino que era denigrada y es que nada podía estar peor visto que una autopsia… y nada era tan necesario para un cirujano como ver un cuerpo humano por dentro, es decir, presenciar una autopsia, para luego poder ejercer su profesión; en aquellas polémicas se inspiró Mary Shelley para escribir su terrible historia de Frankenstein mientras que H.G. Wells se basa en otra actividad médica polémica y muy actual en su época, la vivisección de animales ¿en qué consistía? En hacer algo así como una autopsia en vivo, es decir, abrir al animal para ver el funcionamiento de su cuerpo (cosa que no se veía al hacerlo con animales muertos…).

H.G. Wells bebe de la polémica de la vivisección animal, que tenía sus detractores y también sus defensores, para ir un paso (o unos cuantos pasos…) más allá y llegar a la ingeniería genética; no daremos aquí muchos detalles del trabajo del Doctor Moreau para no destripar (nunca mejor dicho…) el argumento de la novela pero sí señalaremos que lo que imagina H.G. Wells y narra en su novela es, en su tiempo, una locura, un absurdo, un imposible, nada que nadie con dos dedos de frente pudiera creer… pero es en cambio algo imposible pero incierto visto desde nuestros días.

Veo unos rostros resplandecientes y animados, otros sombríos o peligrosos, otros inseguros, insinceros; ninguno que tenga la reposada autoridad de un alma sensata.

Ahora bien, lo interesante de la novela de Wells no es sólo el enfoque hacia la evolución de la ciencia, el precio a pagar por ella y, por ende, las cuestiones éticas que le atañen sino su perspectiva social y humana: cuando visitamos La Isla del Doctor Moreau, a la que llegamos como náufragos sin tener la más remota idea de lo que esconde aquel lugar, nos adentramos en un viaje a través de la naturaleza humana a través del que H.G.Wells nos revuelve las ideas y razones, la ética, la moral, el sentido último de la vida, nuestro ser individual, nuestro ser social… todo, para enfrentarnos a una cuestión sencilla en su forma y de compleja respuesta: ¿cuánto hay en nosotros de seres racionales y cuánto de bestias animales?.

De esa perspectiva esta novela entronca bien con El Señor de las Moscas de William Golding porque si bien La Isla del Doctor Moreau ofrece una dimensión científica de la que carece El Señor de las Moscas, ambas novelas ahondan en la racionalidad del ser humano, en su necesidad de normas y en la bestialidad animal que duerme en él y que sólo se ve mitigada por la educación y la vida en sociedad.

Creo que es allí (en el brillo de las estrellas) donde lo que en nosotros pueda haber de superior al animal debe buscar el sosiego y la esperanza. Sin esa ilusión no podría vivir.

La Isla del Doctor Moreau es una novela casi corta, una historia de apariencia sencilla que se convierte en algo complejo, casi imposible de desentrañar, algo increíble, ciencia ficción… todo ello sin dejar de ser la aventura de un núafrago (el bueno de Prendick) que llega a una isla que no está desierta sino habitada por el Doctor Moreau, su ayudante (Montgomery) y unos seres extraños de los que no diremos una palabra más para evitar desvelar más detalles de la cuenta, eso se lo dejamos al libro que, sin duda, leerás. (Sí, sí, hay película, películas de hecho: una de Tim Burton, otra de Burt Lancaster, una más de Marlon Brandon… pero, ya sabes, no es lo mismo).

Un apunte: ahora que quieren robarnos la cronología en la historia conviene ser más detallista a la hora de ubicar las novelas en el tiempo, no queremos correr el riesgo de que tomes al Doctor Moreau por el Doctor Mengele, el terrible médico alemán que llevó a cabo experimentos de ingeniería genética en Auschwitz y al que la historia recuerda bajo el apodo de ‘El Ángel de la Muerte’; Mengele nació en mala hora unos 15 años después de que H.G. Wells publicara La Isla del Doctor Moreau.

¿La mera asociación de ideas de Moreau y Mengele te aterra? A nosotros también… Pero es obligado afrontar los miedos y ¿qué mejor modo de hacerlo que leyendo una novela que, al fin a al cabo, sabes ya antes de empezar que es ciencia ficción?

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