Keats nació en Londres y se marchó a Italia para tratar de superar la tuberculosis que lo mató privándonos de tantos poemas como hubiera escrito de haber vivido más que sus escuetos 25 años.
William Golding fue el caballero británico y Premio Nobel de Literatura que nos advirtió que podemos evolucionar hacia lo racional y lo civilizado pero también hacia lo salvaje.
Charlotte Brontë, la mujer que se enamoró de su profesor y que rechazó hasta 4 propuestas de matrimonio para acabar casándose contra la voluntad de su padre además de escribir una de esas novelas que no puedes dejar de leer: Jane Eyre.
Lewis Carroll fue un hombre del renacimiento en la Inglaterra victoriana: contador de historias, poeta, matemático, profesor, fotógrafo... y autor de Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas.
Charles Dickens, uno de los mejores novelistas de todos los tiempos, comprometido socialmente, discreto a rabiar, generoso... y quién sabe qué más...
¿El Cervantes inglés era, en realidad, mujer? probablemente sí y nosotros te contamos quién era, escribía bajo el pseudónimo de George Eliot.
Feminista y libertaria, dueña de su vida y su dolor, coleccionista de ausencias y escritora sin par. Así fue, así es, Mary Wollstonecraft Godwin, Mary Shelley, la mano que mece la cuna de Frankenstein.
William Shakespeare, dramaturgo, poeta, creador de palabras, historias y personajes. Uno de los más grandes escritores que nunca han existido.
Escritor y espía (o viceversa), Graham Greene fue un niño acosado en el colegio y un adolescente con tendencias suicidas, marido infiel, viajero incansable y, al fin y a la postre, un defensor de la libertad.
Aphra Behn, espía de Carlos II (entre otras cosas...), primera escritora profesional de la historia de la literatura en inglés, autora de la primera novela antiesclavista y de la primera novela espistolar. Conservadora por su ideología y libertaria por sus actos, sin duda, una mujer terriblemente interesante.