Lo que Edith Wharton nos repetiría hoy si levantara la cabeza.

Recordamos hoy algunas de las frases más célebres de nuestra querida Edith Wharton.

Edith Wharton era una escritora conservadora y costumbrista que escondía un espíritu libertario, son pocos quienes reconocen en ella a una mujer libre pero a poco que se adentra uno en los vericuetos de su vida descubre que ella fue la muestra viviente de lo que pedía Virginia Woolf: una habitación propia para las escritoras, es decir, la independencia (económica para empezar) como la esencia misma de la libertad de las mujeres, de eso que hoy llamamos igualdad real.

La Wharton tenía esa independencia económica que le permitía filtrar las críticas de los críticos literiarios y sobre todo pasarse por el arco del triunfo (perdónenme la expresión) las opiniones de sus editores cuando no encajaban con lo que ella quería para sus relatos y novelas, para su presente y futuro como escritora.

Esa libertad íntima y personal que le dio tener su vida resuelta en lo económico y que creció exponencialmente cuando comprendió que sus ideas conservadoras no justificaban en modo alguno soportar a un marido infiel, es lo que le permitió dejar para la posteridad, para nosotros, sentencias que deberíamos grabarnos a fuego en nuestro imaginario.

Hoy recopilamos algunas de las cosas que Edith Wharton dijo y nos dejó como legado en su autobiografía Una Mirada Atrás.

  • 1 7

    La vejez no existe; sólo existe la pena.

  • 2 7

    El conformismo es la ponzoña de las comunidades de clase media.

  • 3 7

    Una sociedad frívola puede adquirir significación dramática sólo a través de lo que su frivolidad destruye. Su implicación trágica reside en su poder para envilecer a personas e ideales.

  • 4 7

    El mundo visible es un milagro cotidiano para quienes tienen ojos y oídos.

  • 5 7

    Ninguno de los tesoros de Atreo sería superior en riqueza a una memoria bien abastecida.

  • 6 7

    El mundo es un cenagal y lo ha sido siempre; pero aunque ninguno de los grandes teóricos, ni tampoco de los iluminados, haya podido dominar esta monstruosidad que forcejea eternamentel sin tino, ni conseguido someterla el tiempo suficiente a alguno de sus bonitos planes de reajuste, acá y allá un santo o un genio envía un tenue rayo de luz a través de la niebla y ayuda a la humanidad a seguir avanzando a tompricones, hacia adelante y a veces hacia arriba.

  • 7 7

    La vida es lo más triste que existe, después de la muerte; sin embargo siempre hay nuevos países que ver, nuevos libros que leer.

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