10 cuentos americanos para leer en verano.
Hoy recopilamos cuentos, concretamente 10 cuentos, que tienen su gracia y su estilo, que son de fácil lectura pero no por eso menos magistrales…
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Hay quien aprovecha en verano para leer más de lo que puede leer el resto del año pero también hay a quien en verano le relaja la vida, se la entretiene a golpe de rutinas rotas y hace que no solo tenga menos tiempo para leer sino que cueste más empezar un libro; si ese es tu caso, el segundo, te encantará esta propuesta: leer cuentos. Claro que no cualquier cuento, cuentos inolvidables, geniales, de esos que saben a gloria y se terminan con ganas de más, cuentos que desvelan en sus pocas páginas la maestría literaria de sus autores, cuentos para reirnos, para llorar, para enamorarnos de la vida (o del protagonista del relato), para gozar del placer de leer algo bello y de sentirlo casi tan intensamente como si lo hubiésemos vivido.
Claro que para leer cuentos que generen tamaño tsunami de placer se necesitan cómplices, escritores cómplices como estos diez: Washington Irving, Edgar Allan Poe, Herman Melville, Mark Twain, Kate Chopin, Edith Warthon, John Steinbeck, Raymond Carver, Ernest Hemingway y Francis Scott Fitzgerald. Pero no vamos a conformarnos con recomendarte 10 escritores sin mojarnos y elegir al menos un cuento de cada uno de ellos… Pero antes procede una disculpa porque, como a nosotros, seguro que te duele no ver en esta lista nombres como el de Faulkner, Hawthorne o Henry James, grandes escritores que fueron también maestros del relato breve, pero hoy no buscábamos la maestría y profundidad de estos escritores sino el toque de gracia y ligereza, no menos magistral, que encontramos entre nuestros elegidos para la gloria…
Empezamos por Raymond Carver porque pasa por ser el más importante de todos los escritores de cuentos o novelas cortas que ha dado la literatura norteamericana; seguimos por Edgar Allan Poe porque suyo es el primer relato policial del mundo; nuestra tercera recomendación será Herman Melville porque si no es el mejor novelista norteamericano será por poco…; por un poco de Mark Twain, por ejemplo, que es nuestra cuarta parada; no hay quinto malo y os aseguramos que en esta lista tampoco, Washintong Irving; el sexto y séptimo lugar son para dos mujeres superlativas, únicas, excepcionales… Edith Warthon y Kate Chopin; los tres escritores que cierran nuestra lista son tres monstruos de la literatura en inglés, tres incuestionables que también escribieron cuentos… Francis Scott Fitzgerald, John Steinbeck y Ernest Hemingway. (Ponemos a Steinbeck entre Fitzgerald y Hemingway no sea que si se ven juntos acaben a la gresca, como acabaron en la vida real). ¿Más detalles? A continuación… ¡dentro lista!.
- 1 10
Tres rosas amarillas de Raymond Carver
Empezar por Carver no es una decisión tomada al azar; dicen que Carver es el mejor cuentista norteamericano y uno de los mejores cuentistas del mundo, es más, cuando murió hubo quien se refirió a él como el Chéjov norteamericano y, dado que no hay demasiadas dudas ni apenas discusión acerca de la excelencia de Chéjov en el relato corto… empezamos por Carver porque, además, uno de los últimos cuentos que este escritor escribió, el último de hecho, está dedidado, precisamente, a Chéjov; Tres Rosas amarillas es el título.
No esperes grandes aventuras ni desventuras en este relato de Carver ni en ningún otro, lo suyo es costumbrismo puro, sin matices, sin chapotear en el tenebroso mundo de las emociones, lo suyo es contar lo que sucede de un modo limpio, pulcro, exacto… perfecto. Y en este cuento nos cuenta, valga la redundancia, los últimos días y las últimas horas de Chéjov; hay mucho de verdad en este relato porque Carver se documentó bien, hay también algo de confraternización entre escritores rusos (Tolstoi, que también sale en el relato, era el gran escritor ruso de la época en la que Chéjov era el mejor escritor de relatos cortos del mundo…) y hay… tres rosas amarillas ¿por qué tres rosas amarillas? A eso tendrás que responder tú leyendo el cuento (no nos gustan los spoilers, ya sabes).
- 2 10
Los crímenes de la calle Morgue de Edgar Allan Poe
Del último cuento de Carver pasamos al primer cuento policíaco, un relato espeluznante de final imprevisto que escribió otro de los grandes cuentistas que en el mundo han sido, Edgar Allan Poe.
Si eres un fan de Sherlock Holmes y de Poirot cabe que también lo seas ya de Monsieur Dupin, el detective creado por Allan Poe y, de no ser así, prepárate a disfrutar con todos y cada uno de sus casos, que no son muchos y todos se resuelven en relatos cortos: Los Crímenes de la Calle Morgue es el primero pero tras este hubo dos más: El Misterio de Marie Rogêt y La Carta Robada. Y así, como quien no quiere la cosa, en lugar de recomendarte sólo un cuento acabamos de recomendarte tres…
- 3 10
Bartleby el escribiente de Herman Melville
Resulta imposible no leer o escuchar el nombre de Herman Melville y no pensar en Moby Dick, lo sabemos, pero Melville escribió más cosas además de la novela a través de la que conocemos a la enorme y temible gran ballena blanca… Escribió entre otras cosas relatos como este en el que nos cuenta las desventuras, porque lo suyo son desventuras, del incomprendido, a la par que incomprensible, Bartleby; es más, nos cuenta también las desventuras de quienes se cruzan en el camino del extraño Bartleby.
Podríamos contarte algo más tanto de Bartleby como de otros personajes que pueblan el cuento que él protagoniza (Turkey, Nippers, Ginger Nut…) pero, la verdad, preferiría no hacerlo.
(Cabe que cuando leas el cuento de Melville y conozcas al extraño Bartleby me comprendas… o no).
- 4 10
La famosa rana saltarina del condado de Calaveras de Mark Twain
¿Sabías que hubo una rana en el condado de Calaveras que fue famosa? Nos lo contó Mark Twain quien, además de entrar en el Olimpo de los novelistas norteamericanos contándos las aventuras de Tom Swayer, narró relatos cortos de los que nos hacen gozar mientras los leemos, de de la famosa rana del condado de Calaveras es uno de ellos, se trata de un cuento con algo de picaresca (sí, piensa en el Lazarillo, en el Buscón… y, como no, en Tom Swayer) y prepárate a disfrutar porque además de la gracia que tiene la historia está la gracia con la que lo cuenta Mark Twain.
- 5 10
Rip van Winkle de Washington Irving
¿Eres de los que se maravilla ante las piruetas de las películas y series de ciencia ficción con aviones que desaparecen y aparecen no-sé-cuántos años después o gentes que se esfuman en un segundo y regresan pasado un tiempo que supera con mucho lo razonable? Eso es que no has leído la historia de Rip van Winkle que nos cuenta Washington Irving… Y con esto ya te estamos diciendo más de lo que deberíamos…
Solo un apunte más, cuando leas este relato recuerda que lo escribió el que fue, probablemente, el primer escritor norteamericano en gozar de éxito internacional, un escritor que fue, además, un reputado hispanista (y ahí están sus Cuentos de la Alahambra para demostrarlo… una vez más, en lugar de un cuento te recomendamos toda una colección…).
- 6 10
Las fiebres romanas de Edith Wharton
Hay historias que sólo puede escribirlas una mujer. Tachadme de feminista, de machista o de lo que se os antoje pero la sutileza con la que Edith Wharton nos presenta a las dos protagonistas de su cuento Las Fiebres Romanas, y la delicadeza con la que llega a su desenlace arrancándonos una sonrisa por su maestría hilando el relato y por cómo nos lleva de la mano hasta el final… esa sutileza, esa delicadeza, es muy femme.
La historia que cuenta Edith Wharton en Las Fiebres Romanas es la de la vida de dos viudas americanas de buena posición económica que, como era costumbre en la época y como hizo de hecho la propia Wharton, viajaban a Europa, el viejo continente, en su caso, además, con la intención de cultivar el círculo social en el que se movían sus hijas (cada una de las viudas tenía una hija).
Lo que sucede en el cuento es poco, de hecho el par de viudas no sale de la terraza desde la que disfrutan de unas bonitas vistas de Roma pero lo que descubrimos escuchándolas es mucho, muchísimo, es un terremoto en la vida de ambas, muy especialmente en la de una de ellas… Y no lo descubrimos porque la una se lo cuente a la otra sino porque cada una conoce partes de una historia que, cuando se unen, lo cambian todo…
- 7 10
Historia de una hora de Kate Chopin
Kate Chopin tiene, probablemente, menos fama de la que merece, a ella le debemos historias tan deliciosas como esta de una hora, sólo de una hora; y si hablábamos de la sutileza femenina en Edith Wharton, cabe hablar de esa misma sutileza en el de Kate Chopin pero desde una perspectiva muy diferente: la Wharton era conservadora, era feminista a su manera pero se sentía cómoda en la sociedad de su época a pesar de los inconvenientes que sufrían en ella las mujeres, en cambio en Kate Chopin esos inconvenientes pesan como una losa y eso es precisamente lo que descubrimos en su historia de una hora, la hora que pasa desde que le dan a una joven mujer casada la noticia de la muerte de su marido hasta que…
Hasta que leas el cuento no sabrás más.
- 8 10
El curioso caso de Benjamin Button de Francis Scott Fitzgerald
El mundo al revés. ¿Cuántas veces has utilizado esa frase a lo largo de tu vida? Serguro que muchas… Francis Scott Fitzgerald también, tanto es así que fantaseó incluso con la idea de vivir el mundo al revés, no el mundo del revés de Stranger Things sino, literalmente, el mundo al revés, empezando por el final y acabando por el principio ¿cómo lo hizo? Escribiendo un relato en el que en lugar de contar la historia de un hombre que nace ya viejo, es decir, nace al final de su vida y no cumple cada año un año más sino un año menos ¿una locura? Tal vez… o tal vez no, el cuento resulta revelador en muchos sentidos en cuanto a lo que somos en la niñez y en la ancianidad.
- 9 10
Los Crisantemos de John Steinbeck
John Steinbeck no es ligero, es el autor de Las Uvas de la Ira, su realismo y su costumbrismo son brutales, su relato de la sociedad americana tremendo… ¿por qué está en esta lista? Porque también escribió cuentos, cuentos que son tan representativos de su literatura como sus novelas, cuentos que te ayudarán a llegar a sus novelas (Las Uvas de la Ira, Al Este del Edén…) y que son también disfrutables porque son descriptivos y a la vez emocionantes.
Los Crisantemos no va de flores aunque las flores importan, va de algo más humano: va de hombres y mujeres, de granjas, de ganado, de trabajo duro… de lucha y de una cena con vino; es ligero en cuanto a que es fácil de leer pero es también de los que te deja pensando un buen rato tras terminar de leerlo.
- 10 10
Allá en Michigan de Ernest Hemingway
Hemingway era el perfecto arquitecto de los cuentos cortos ¿por qué? Porque no divagaba, no se entretenía en los prescindible, no ahondaba en las emociones… Contaba lo justo pero lo hacía como los pintores impresionistas pintaban sus cuadros, haciendo que sus pinceladas, vistas a la distancia justa, desvelaran un paisaje en todos sus detalles.
Así es Allá en Michigan un cuento de personajes, personajes a los que vamos conociendo por lo que hacen y por lo que dicen y que se desvelan humanos, muy humanos, demasiado humanos, tal vez… Hay mujeres, no nos cabe duda alguna, para ls que este cuento contiene la narración de una violación pero lo cierto es que la actitud de la protagonista del cuento las desmiente porque si un ser humano puede ser mujer sólo por sentirse mujer, también una mujer puede no ser violada si siente que no ha sido violada… ¿no? Es, como decimos, un cuento muy humano y nada en el ser humano es transparente, todo es complejo… Otro cuento para pensar (después de disfrutar leyendo a Hemingway, claro).