Lo que Shakespeare, el escritor que nació bajo el signo de la peste, escribió confinado.

A Shakespeare la peste le cerró el teatro y lo confinó durante meses; te contamos cómo entretuvo las horas muertas.

Tres fueron tres, que sepamos (porque con Shakespeare hay que poner siempre un ‘se cree’, ‘se dice’ o ‘se cuenta’ primero o un ‘que sepamos’ después), las obras que Shakespeare escribió cuando, a causa de la visita que la maldita peste bubónica rindió a Londres, le cerraron el teatro y tuvo que confinarse ¡y qué tres!: Macbeth, El Rey Lear y Antonio y Cleopatra. Pero vayamos por partes…

Titulábamos esta noticia afirmando que Shakespeare nació bajo el signo de la peste y efectivamente así es porque la peste rondaba su localidad cuando no contaba más que unos meses de edad y lo rondó a él mismo en diferentes ocasiones a lo largo de su vida; la primera vez, al menos la primera de la que se tenga noticia, que los teatros de Londres cerraron por culpa y causa de la pesta fue en el año 1564 (con un Shakespeare recién nacido, literalmente) y en esa misma época el lugar de nacimiento del Bardo de Av0n perdió una buena parte de su población también por culpa y causa de la misma peste. Si eso no es nacer bajo el signo de la peste ya me dirán…

Claro que toda vez que la peste no se lo llevó en su más tierna infancia y es de todo punto imposible que el bueno de William guardara algún recuerdo de aquellos tiempos, poco le hubiera importado la peste a lo largo y ancho de su vida si no fuera porque se dio de bruces con ella en varias ocasiones; basten dos datos: en 1603 Londres sufrió el mayor brote que nunca asoló la ciudad y en 1606 (tres años más tarde!) la maldita bubónica seguía rondando las calles londinenses y obligando al cierre de sus teatros.

Por entonces Shakespeare ya no era sólo actor y escritor de teatro, era empresario puesto que dirigía su propio teatro, un teatro que se veía obligado a cerrar y postergar sus representaciones siempre que se daban más de 30 muertos por peste en una semana, esa era la norma entonces.

¿Qué hizo nuestro admirado William Shakespeare cuando en 1606 se vio con el teatro cerrado y guardando cuarentena? en este punto permítanme que traiga a estas páginas a Albert Boadella que decía ésto en Twitter en medio de nuestra propia cuarentena y nuestra propia peste:

‘Con un hombre desnudo actuando en un espacio desnudo y dos espectadores comienza el teatro. Lo cito porque nuestro oficio, a pesar del negro futuro, no lo será tanto como quienes precisan de cosas más complejas para su trabajo. Ánimo colegas. Ingenio y prohibido llorar en público’
Algo así debió pensar William Shakespeare en 1606 cuando se vio con su teatro cerrado y él encerrado en cuarentena con la peste rondando su casa… ¿qué hizo? escribir estas tres magníficas obras: Macbeth, El Rey Lear y Antonio y Cleopatra. Curiosamente son tres obras también de importante carga política ¿se te ocurre mejor lectura para estos días? a nosotros no y desde luego tampoco se nos ocurren mejores obras para celebrar el aniversario de Shakespeare y el Día Internacional del Libro.
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    Macbeth

    La Tragedia de Macbeth es la obra de teatro más representada del mundo y, curiosamente, también la más breve escrita por Shakespeare pero, más allá de disfrutar de la buena literatura ¿tiene sentido leerla o interpretarla hoy? juzguen ustedes mismos: en Macbeth Shakespeare profundiza en los terribles efectos que la ambición política ejerce sobre aquellos que la sufren.

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    El Rey Lear

    El Rey Lear es una de las mejores tragedias de Shakespeare, en ella confluyen (como sucede en Hamlet) las intrigas políticas con las familiares y una vez más y como sucede en Macbeth, vemos los efectos del poder sobre las personas y el de unas personas sobre otras a cuenta del poder.

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    Antonio y Cleopatra

    De Antonio y Cleopatra podríamos decir algo así como que está basada en hechos reales, basada, porque Shakespeare se basó en los escritos de Plutarco y aunque incluso citó alguna frase casi palabra por palabra, también añadió en su tragedia escenas de la vida cotidiana de Cleopatra porque es precisamente ella quien se ha convertido, reconocido al menos por parte de la crítica, en el mejor personaje femenino que nunca escribió Shakespeare.

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