El Peregrino y la Serpiente (Lord Byron y Percy Shelley): historia de una amistad en el romanticismo inglés.

Lord Byron y Percy Shelley vivieron como los héroes románticos de su literatura, como si fueran los protagonistas de una leyenda romántica…

El sexto barón de Byron dio mucho que hablar en vida y también después de su muerte, era un hombre guapo y cojo, terriblemente acomplejado (por una malformación congénita en sus pies) y también soberbio y orgulloso, un tipo complicado que hizo más enemigos que amigos y cuya vida da para una novela, una película o una serie de televisión. Pero hoy no vamos a perdernos en los vericuetos que recorrió en sus 37 años (no llegó a cumplir los 38) ni a analizar la alargada sombra de su madre sobre su vida entera o su profundo a las mujeres (las amó a todas…), sino que vamos a salir en busca de sus amistades, vamos a acercarnos a una parte del círculo de Pisa, el escueto grupo de amigos de los que se rodeó Lord Byron cuando se marchó de Inglaterra para nunca más volver harto como estaba de la poca pleitesía que le rendía el país a su noble persona (poca pleitesía… y mucha crítica).

Man’s love is of man’s life a part; it is a woman’s whole existence. In her first passion, a woman loves her lover, in all the others all she loves is love. (Byron)

Lord Byron ha pasado a la historia como uno de los poetas más grandes que en el mundo han sido mientras su amigo Percy Shelley es considerado hoy un poeta no menor pero casi al menos fuera de los círculos literarios, un hombre a la sombra de una gran mujer, Mary Shelley, la mujer que parió a Frankenstein; y este es un dato curioso porque tanto Lord Byron como Mary Shelley demostraron mayor devoción por Percy Shelley de la que la historia le rinde hoy: Byron respetaba mucho la opinión de Shelley y buscaba su crítica y Mary Shelley consagró su vida tras la muerte su marido a la edición de su obra, la de él, un trabajo sin el que cabe que hoy Percy Shelley fuera un poeta casi olvidado.

Byron era un hombre de carácter imposible, no así Shelley que era más amable… el ímpetu de Byron espantaba a muchos y lo hacía detestable para otros pero era ese mismo ímpetu el que le ayudaba a superar sus limitaciones físicas que, con el paso de los años, se fueron desvelando más y más serias hasta el punto de que dicen que en sus últimos años (y hablamos de un hombre en la treintena) no podía caminar más de 200 metros sin pararse a descansar, lo que le sucedía o no en sus piernas, dado que se trataba de una malformación de nacimiento y se afanó en disimularla y ocultarla durante toda su vida, solo lo sabía él, sus médicos (aunque también dicen que en su intento por mejorar la posición de sus pies durante su infancia no hicieron más que empeorar su evolución) y su señora madre, responsable en buena parte de la soberbia del hijo.

Our sweetest songs are those of saddest thought. (Shelley)

Byron se casó por dinero y siendo él un romántico en el sentido literario del término, la cosa terminó como tenía que terminar, en un matrimonio roto; fue padre dos veces y con dos mujeres diferentes, una de sus hijas no cumplió más que cinco años, edad a la que murió de fiebres mientras la otra tenía reservado un futuro más notable, era la hoy recordada como matemática y primera programadora Ada Lovelace; Shelley en cambio se casó por amor, se separó y conoció a la hija de Mary Wollstoncraft (que para entonces yacía muerta pues murió en el parto) y Godwin pero su matrimonio fue también un valle de lágrimas, en gran medida porque Mary y Percy fueron padres de familia numerosa y demasiadas veces vieron morir a sus hijos de hecho solo uno de ellos sobrevivió a la infancia.

Pero no nos dejemos llevar por los detalles particulares de la vidas de los dos poetas sino por aquello que los unió… y es que su amistad se vio enredada por un asunto amoroso protagonizado por la hermanastra de Mary Shelley, la Clairmont… vaya por delante que no se puede hablar de cuernos ni mucho menos de traición porque Shelley coqueteara con ella, la relación entre Percy y Mary era abierta y aunque en el caso de Mary lo era más en teoría que en la práctica pues estaba profundamente enamorada de Percy, cabía en su acuerdo de vida en común no solo el coqueteo con otros sino incluso ir más allá de ello; pero a Shelley no le dio tiempo a ir mucho más allá porque llegó Byron, se enamoró de la chica, ella le correspondió y fueron padres de una niña (la pequeña que no cumplió más que 5 años); queda así sellada la relación entre los Shelley (Percy, Mary y su hermanastra) y Lord Byron por siempre jamás.

A poet is a nightingale who sits in darkness and sings to cheer its own solitude with sweet sounds. (Shelley)

Tan por siempre jamás que todos se fueron a Italia y allí pasaron los dos poetas, el peregrino (Byron) y la serpiente (Shelley) sus últimos años; años en los que la salud de Byron le iba amargando más y más la existencia porque su maltrecho cuerpo se dolía por todo y no le daba margen para apenas nada, cualquier esfuerzo venía acompañado de días de convalecencia y la comida era veneno para él porque si bien la disfrutaba enormemente su incapacidad para tener actividad física suficiente y su metabolismo jugaba en su contra, engordaba con facilidad y entonces sus piernas apenas podían sostenerlo. Con todo Byron era un pragmático, amargado y orgulloso, también acomplejado pero conocedor de su talento y dispuesto a hacer de sí mismo y de su vida tanto como pudiera aunque no por ello dejó de padecer, entre otras cosas, de depresiones; Shelley era taciturno y depresivo, se temió en diferentes momentos que tratara de suicidarse y el no solo no negó sino que afirmó coquetear con esa idea, era un romántico de manual y eso fue precisamente lo que encontraron en sus ropas cuando apareció su cuerpo tras el naufragio de su barco, un poemario de Keats.

Always laugh when you can. It is cheap medicine. (Byron)

Hay una anécdota de Byron y Shelley que a mi me hace especial gracia, sucedió unos años antes de su llegada a Italia, cuando estaban recorriendo Europa en el año sin verano (1816); hicieron algo así como una competición a ver quien escribía la historia de terror más terrible (valga la redundancia) y no le des vueltas a si ganó Byron o ganó Shelley… Mary Shelley escribió Frankenstein y les ganó a ambos, a los reyes del romanticismo inglés, ella, la hija de Wollstoncraft y Godwin.

Pero volvamos a Italia, a los últimos días… Esos son los días que describe Trelawny en un libro, un libro que hay que leer con cierta distancia porque si bien es cierto que Trelawny lo escribe en primera persona y como amigo de los poetas y parte del círculo de Pisa, era en realidad un aventurero que conoció a los poetas predispuesto a amar a Shelley y destacando siempre la peor de las caras de Byron. Pero con todo él formaba parte de su círculo de amistades en aquellos últimos años, de hecho fue él quien se ocupó de localizar los restos de Shelley y de su cremación, fue él quien le negó el craneo de Shelley a Byron temiendo que osara usarlo como copa y quien rescató su corazón de las llamas; un corazón que acabó finalmente en manos de Mary Shelley, quien lo envolvió en el poema que Shelley escribiera a la muerte de Keats (Adonais) y lo guardó hasta el fin de sus días.

The great art of life is sensation, to feel that we exist, even in pain. (Byron)

Muerto Shelley, Byron se embarcó, literalmente, en la guerra de Grecia y Trelawny lo acompañó pero después de un tiempo se separaron pues discrepaban en el modo de apoyar a los griegos en su pelea con los otomanos y para cuando Trelawny quiso reunirse con Byron recibía nota de su muerte, una muerte que tal vez se podía haber evitado pues se habla mucho de la mala atención médica que recibió Byron cuando enfermó de fiebres y también lo inconveniente del lugar en el que se alojaba, cerca de un pantano, para un hombre de salud débil como él.

Cuenta Trelawny en su libro que Byron se arrpintió, cuando puso rumbo a Grecia, de no haber ayudado a Mary Shelley económicamente pues ella quedó en una situación precaria a la muerte de Shelley pero el aventurero se había ocupado de ayudarla y le advirtió a Byron que probablemente cuando acabara su campaña griega tampoco él (Byron) tendría nada; y así fue, por no tener no tuvo ni vida porque murió en Grecia.

Byron respetaba a Shelley y éste a ratos lo amaba y a ratos lo detestaba, algo que por lo que sabemos no era difícil con Byron por su carácter insufrible pero si algo podemos concluir después de repasar la vida de ambos, es que en realidad los dos poetas eran como dos entres solitarios y emocionales que trataban de encajar en el mundo o al menos de participar de él de algún modo pero se topaban con una realidad incontestable: ellos vivían fuera del mundo, en su propio mundo… eran dos románticos de manual.

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¿Leemos poesía? Decía Mary Shelley que había que leer a Percy mientras que éste recomendaba a Keats y decían y dicen los críticos de entonces y ahora que el poeta por excelencia es Lord Byron; empezando por en noble, cabe recomendar su Don Juan y Las Peregrinaciones de Childe Harold; de Shelley hay que leer Adonais (su elegía a Keats) y su Prometeo Liberado; y si Shelley decía que hay que leer a Keats y respetaba su criterio el mísmísimo Byron con todo su ego, hay que leer a Keats: Endimion e Hyperion.

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