Leaves of Grass. Hojas de hierba para fumarte la vida.

Leaves of Grass, Hojas de Hierba, es un poemario en verso libre, erótico, sensual, natural, histórico, emocional, hedonista… Y es de Walt Whitman.

Leaves of Grass, Hojas de Hierba, es un poemario magnífico se mire por donde se mire no porque sea de Walt Whitman sino porque es Walt Whitman en sí mismo; lo es porque nació de él y creció con él, porque en su primera edición contaba sólo 12 poemas y en la novena y última superaba los 380, porque Whitman empezó a escribir Leaves of Grass cuando empezaba a ser poeta y lo fue revisando y alimentando, haciéndolo crecer al mismo ritmo que crecía él como poeta y como persona, como ser humano.

Lo cierto es que Leaves of Grass es algo así como el hijo de Whitman, un niño hecho de versos que vio la luz en su primera edición con tan solo 12 poemas; a esa primera edición siguieron ocho más a lo largo de la vida del poeta, ocho ediciones que no sólo añadían poemas sino que revisaban los ya publicados, corregían versos, añadían algunos, quitaban otros o incluso hacía desaparecer poemas completos. Leaves of Grass no es sólo un poemario, son nueve, creados uno sobre otros aunque es importante tener en cuenta que, en su última edición, Whitman añadió una nota recomendando esa edición sobre todas las demás.

¡Oh yo, vida! Todas estas cuestiones me asaltan,
Del desfile interminable de los desleales,
De ciudades llenas de necios,
De mí mismo, que me reprocho siempre, pues,
¿Quién es más necio que yo, ni más desleal?

La magia de Leaves of Grass, más allá de su complejidad, que la tiene, es lo que tuvo de revolucionario en cuanto a la celebración de la vida y del hombre, de la naturaleza, del yo físico y del espiritual, del cuerpo y la mente, es como un poemario hedonista y cabe que fuera ello, más que los tintes sexuales, lo que la sociedad de su tiempo no acabó de entender y asumir; aunque también es cierto que el propio Emerson, que alabó el trabajo de Whitman desde la primera edición de Leaves of Grass (la que le costó a Whitman su puesto de trabajo y acusaciones diversas de orden moral), le pidió que rebajara el tono sexual en las siguientes ediciones.

De los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos
Despreciables, de la lucha siempre renovada,
De los malos resultados de todo, de las multitudes
Afanosas y sórdidas que me rodean,

Leaves of Grass es un poemario mágico, todos sus poemas están relacionados pero puedes abrir el libro por una página al azar y comenzar a leer porque tendrá sentido, como lo tendrá que al llegar al final desde esa página vueles a la primera; es así porque el hilo invisible que une los poemas los unos con los otros cierra también el final con el principio haciendo de las Hojas de Hierba de Whitman un poemario redondo y completo que, de haber vivido su autor más tiempo, hubiera hecho el círculo más grande sin llegar a romperlo nunca. Ésto hace, además, que Leaves of Grass sea el poemario perfecto para tenerlo en la mesilla y leer de vez en cuando algún poema al azar porque tendrá sentido, porque todo en Walt Whitman lo tiene.

De los años vacíos e inútiles de los demás,
Yo entrelazado con los demás,
La pregunta, ¡oh, mi yo!, la triste pregunta que
Vuelve: “¿Qué hay de bueno en todo ésto”

Tiene sentido y tiene historia, tiene tanto sentido porque tiene historia; Leaves of Grass no sólo transforma la poesía conceptualmente tal y como se entendía hasta entonces, no sólo se recrea en una oda a la naturaleza y al ser humano, no sólo resulta hedonista y placentero, también retrata la sociedad americana de su tiempo, tanto es así que durante la II Guerra Mundial el  gobierno americano distribuyó algunos de los poemas de Whitman entre sus soldados porque entendían que esos versos que enaltecían a su nación podía ser motivadores y reconfortantes.

Y la respuesta:
“Que estás aquí, que existen la vida y la identidad,
Que prosigue el poderoso drama y que quizá
Tú contribuyes a él con tu rima”.

Poeta del yo y del nosotros, de la democracia, de la historia, de la cultura y la nación, de la naturaleza, del hombre… A Whitman hay que leerlo despacio, catarlo como se cata un buen vino y hacerlo cada día un poco hasta que toda su magia y los múltiples matices de la forma y el fondo de sus poemas, de cada metáfora, se desvelen y nos resulte más fácil… fumarnos la vida.

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