La lamia de Keats y los vampiros que vinieron después.
Lamia es un poema clásico, romántico y dramático, gótico, mitológico y, al menos en su final, un tanto shakespeariano.
Antes de adentrarnos en la emoción y la belleza del poema Lamia de Keats cabe empezar por explicar qué es una lamia y de dónde sacó Keats a tan temible y terrible criatura: la lamia es un monstruo mitológico que aparecía tanto en la tradición griega como en la romana y, dado que Keats había hecho traducciones de los clásicos, se había encontrado con ella… pero ¿qué es en realidad una lamia? Es algo así como una espece de vampiro que chupa la sangre a los niños y que llega incluso a comérselos…
No diremos mucho más acerca de la lamia así, en genérico, porque ciertamente no se trata de una criatura desconocida y es que no ha quedado circunscrita a la mitología clásica, tanto en la tradición celta como en otras de origen latino como la francesa, por no hablar de la Europa del Este, existe este personaje aunque en cada flocklore con sus matices: en Galicia son mostruos mitad mujer y mitad serpiente, en la País Vasco (tanto español como francés) en cambio se trata de bellas mujeres con pies de pato que peinan sus cabellos junto a los ríos, en Bulgaria se trata de criaturas con varias cabezas que se alimentan de sangre… Y aunque no todas son tan terriblemente malvadas como las lamias búlgaras que mataban a mujeres bellas para beberse su sangre, hacerse con su belleza y seducir a sus hombres, ninguna es buena, todas nacen del mismo origen, la lamia griega y romana que chupaba la sangre de los niños, el primer vampiro que fue, efectivamente, una mujer a la que Keats le escribió un poema que te encantará leer.
Solo un apunte más, dado que la lamia que inspiró a Keats era la original, contemos brevemente su historia: según la mitología Lamia era una mujer hermosa, probablemente hija del rey Belo, que se convirtió en amante de Zeus; cuando Hera, esposa del dios, descubrió la infidelidad mató a los hijos de Lamia maldiciéndola de tal modo que no solo no podía cerrar los ojos y veía constantemente a sus hijos muertos sino que eso le provocó tal obsesión que devoraba a los hijos de otras madres, además la mitad inferior de su cuerpo era de serpiente y la mitad superior de mujer… En Grecia y en Roma las madres no amenazaban a sus hijos con el coco ni con el hombre del saco sino con la lamia…
Y ahora que ya conoces el origen de los vampiros y la inspiración del poema de Keats titulado Lamia ¿qué podemos decir de él sin destriparlo más de la cuenta? Se trata de un poema de amor y pasión en el que no falta el engaño ni tampoco la verdad ¿sabías que la verdad puede matar? En este bello poema descubrirás cómo… y constatarás verdades popularmente aceptadas como la que reza que en el amor y en la guerra todo vale.
El título de esta breve reseña del poema Lamia menciona también a los vampiros que vinieron después… ¿Drácula? Por supuesto, de Bram Stoker es el rey de los vampiros literarios pero hubo alguno antes de él y hubo uno especialmente que nos parece reseñable ¿recuerdas la anécdota del año sin verano que hemos ya contado y referido aquí y también en el punto 3 de esta lista? Pues bien, en aquella competición en la que participaron Percy Shelley, Lord Byron y Mary Shelley para escribir el cuento más terrible paticipó también un amigo común de todos ellos, Polidori y, si bien no pudo ganar la apuesta ¡cómo iba a hacerlo si competía con los más grandes literatos del romanticismo inglés! no por ello dejó de escribir su cuento, se titulaba ‘The Vampire’ (el vampiro) y ha pasado a la historia como el primer vampiro de la literatura moderna.