Kate Chopin, una escritora liberal.
Kate Chopin escribió acerca de lo que preocupa a las mujeres… Y lo hizo con conocimiento de causa, de hecho hay mucho de su vida en su obra.
A Kate O’Flaherty, de casada Kate Chopin, la conocemos menos de lo que deberíamos, menos de lo que su obra merece; también es cierto que su obra debió ser mayor pero cuando te mueres a los 54 años después de haber parido y criado a seis hijos quedándote por el camino viuda y ahogada en deudas, es difícil hacer más y, desde luego, imposible hacerlo mejor.
Es verdad que la poca fama de Kate Chopin suele acompañarse del apellido feminista y del atributo pionera y, sin negar ninguna de las dos cosas, cabe destacar que la Chopin era, por encima de todo, una mujer liberal y por tanto una escritora liberal; una que afrontó en su obra los problemas entonces silenciados y hoy mal tratados que afrontaban, y afrontan, las mujeres. Kate Chopin contrapone en varias de sus obras, muy especialmente en el cuento Historia de una Hora y en la novela El Despertar, la libertad con el matrimonio y la maternidad, el modo en que el matrimonio y la maternidad cortan las alas a las mujeres; lo hace además de modo que resulta fácil desnudar sus historias de las características de una época que ya no es la nuestra y dejar el problema en carne viva, en realidad pura y es que hoy el matrimonio no ata como antaño, hoy somos más iguales a los hombres que entonces pero la maternidad sigue siendo el elefante en la habitación, ese que nadie quiere ver porque no hay solución al dilema que plantea; Kate Chopin, no hay más que leer El Despertar para darse cuenta, tampoco encontró la respuesta (porque la que da, sencillamente, no es válida… pero no nos adentraremos en ese punto, que en este artículo queremos hablar de ella más que de su obra).
Renunciaría a lo accesorio. Daría mi dinero, daría mi vida por mis hijos; pero no me daría a mi misma.
Kate Chopin fue una mujer muy femme, casi nos atreveríamos a decir que femme fatale; cuentan las crónicas de sociedad de la época que a sus 20 años era la belleza más admirada de la alta sociedad de San Louis, ciudad en la que vivía y que la admiraba también por su ingenio; su padre era irlandés y su familia católica, su madre era criolla francesa y su abuela materna era también de origen francés; de esta sugerente mezcla nació Kate aunque de su padre cabe que recordara poco porque murió en un accidente de tren cuando ella tenía solo 5 años.
Así las cosas Kate creció entre mujeres, con su madre, su abuela y su bisabuela; al morir su padre comenzó sus clase en la Academia del Sagrado Corazón de San Louis pero la vida le reservaba más sorpresas de las que remueven por dentro: sus hermanas murieron en la infancia y el mismo año que murió su bisabuela también falleció su medio hermano George (hijo de su padre que no de su madre); Kate abandonó temporalmente sus estudios y se refugió en la literatura, dedicaba horas y horas a leer a Dickens, a Sir Walter Scott y a otros muchos escritores clásicos y contemporáneos. Para cuando retomó sus estudios se graduó sin grandes alardes, con un expediente en el que no había nada especialmente destacable salvo una cosa: su buen desempeño como narradora de historias. Pero todavía no había empezado a escribir, es más, tardaría años en hacerlo.
A los 20 años, admirada por todos, decidió casarse con uno al que había conocido en Nueva Orleans, con Oscar Chopin, un criollo francés con quien vivió una luna de miel europea como se estilaba entonces en la alta sociedad americana, con el que tuvo seis hijos además de un matrimonio digamos que… liberal (hay quien dice que abiertamente promiscuo) y que la dejó viuda con los niños y un mar de deudas. Fue en Nueva Orleans, donde Kate Chopin conoció las ideas liberales no en sentido intelectual sino íntimo y personal, donde fue consciente del corsé con el que la religión y el matrimonio sometían a la mujer usando, en no pocas ocasiones, a los hijos como coartada. Fue también en aquella época cuando la familia Chopin disfrutaba de los veranos en Grand Isle, como Edna en El Despertar, y cuando Kate gozaba de sus paseos a deshoras y en solitario, como Edna…, para escándalo de los más conservadores del lugar.
La vida, ese monstruo hecho de belleza y brutalidad.
Después volvieron los años oscuros, el negocio familiar no iba bien y para colmo de males Oscar Chopin falleció de fiebre amarilla dejando a su mujer seis hijos por criar y una deuda por pagar; ella intentó seguir con la plantación de algodón pero lo único que sacó de aquella época fue una pasión romántica con un granjero local…
Regresó a su casa y a su madre, en San Luis, con sus hijos y con su vida manga por hombro pero allí sus problemas económicos se diluyeron y volvió a refugiarse en la lectura hasta que su madre murió y volvieron los tiempos y los sentimientos oscuros; claro que la Chopin fue más lista que Edna en El Despertar e hizo caso al médico de la familia, quien le recomendó escribir para aligerar el peso que soportaba su corazón. Así lo hizo y gracias a eso tenemos cuentos tan perfectos como Historia de una Hora o novelas como El Despertar.
Ahora bien, Kate Chopin murió a los 54 años sin saber que acabaría recibiendo algo del mucho crédito que merece porque en su época, además de otorgarle la poca consideración que se otorgaba siempre a las escritoras, la cancelaron por atreverse a tocar temas como la sexualidad femenina, la maternidad, la libertad de las mujeres, su libre albedrío, sus luchas internas entre ellas mismas y lo que se espera de ellas o lo que ellas creen que deben dar de sí mismas… e incluso el suicidio.