Dame Agatha Christie, la reina del crimen.

Si buscas entretenimiento e intriga escrito con elegancia y estilo… buscas una novela de Agatha Christie pero ¿quién fue realmente esa magnífica mujer? ¡te lo contamos!

Hace pocas semanas nos desayunábamos con una noticia que nos dejaba pasmados: la próxima re-edición francesa de la mítica novela de Agatha Christie Diez Negritos contaría con una novedad… se cambiaría el título para no ofender a las personas de raza negra; no sabemos si fue su nieto, hasta donde sabemos dueño y señor de los derechos de autor de su abuela todavía vigentes, quien sugirió tal despropósito o si fue cosa de la editorial que el nieto aceptó, sea como fuere es un despropósito no solo por lo indecente que resulta re-escribir a los grandes escritores sino también porque los Negritos del título de esta novela no se llaman así porque la Christie fuera esclavista, racista ni cosa similar sino porque la novela tiene lugar en la Isla del Negro.

Agatha Christie no es la mejor escritora de todos los tiempos pero sí una magnífica contadora de historias, no son muchos los que logran hilar misterios como los hilaba ella, esconder al culpable ante nuestros ojos y buscarlo delante de nuestras narices sin que seamos capaces de ver por dónde nos está llevando hasta que el misterio se desvela, re-escribirla es pecado pero no leerla lo es aún más porque, además, fue una escritora muy pero que muy interesante como mujer.

Era una niña bien, nació en una familia de clase media alta con su padre corredor de bolsa y su madre bailarina, recibió una buena educación privada y se reconoció siempre como una niña feliz, eso sí, no era una niña hecha para convertirse en mujer florero, tal vez porque creció cerca de mujeres fuertes como su madre y su tía o porque había leído lo suficiente para saber lo que quería ser y lo que no; disfrutó de su infancia acomodada y feliz, leyendo mucho y viajando no poco y así llegó a los 11 años, fue entonces cuando murió su padre y ella bajó del limbo de la infancia feliz a la cruda realidad de la vida. Con una situación económica más ajustada, continuó sus estudios en una escuela cercana a su casa en Torquay (experiencia poco alentadora para ella) y en París.

En 1910, a sus 20 años, se marchó con su madre a pasar una temporada en El Cairo buscando un clima más cálido que sentara mejor a los achaques de su madre, cuando regresó a a Gran Bretaña, y a cuenta de unos días en los que tuvo que guardar cama por estar indispuesta, comenzó su aventura literaria con un cuento, la aventura duraría toda su vida y la convertiría en uno de los escritores más vendidos y traducidos del mundo amén de un referente en lo que a la novela policíaca se refiere.

Por supuesto tuvo sus más y sus menos con diferentes editoriales y le dieron con la puerta en las narices en más de una ocasión, cosa que la incomodada sobremanera; por aquel entonces tuvo también sus affaires con algún que otro caballero separado (hasta cuatro, dicen…) pero en ningún caso llegó la cosa a mayores hasta que se tropezó en un baile con el aviador Archibald Christie, quien se acabaría convirtiendo en su primer marido; claro que el matrimonio no fue como ella esperaba, fue tan mal que él la dejó por otra y ella protagonizó una historia propia de sus novelas: desapareció sin dejar más rastro que una carta a su secretaria advirtiéndole de que se marchaba unos días, la buscó hasta Scotland Yard. Pero no adelantemos acontecimientos, Archie y Agatha acaban de casarse…

Se casan porque a él lo destinan al frente y ella se alista del mejor modo que podía hacerlo, primero trabaja como enfermera y después en la botica de la Cruz Roja, trabajo éste que le permitió conocer diferentes pócimas y medicamentos, además de venenos varios, conocimiento del que daría buen uso después en sus novelas; su marido regresó del frente y comenzaron lo que ambos esperaban fuera una vida feliz en Londres.

No fueron malos tiempos, en lo personal, nace su hija en 1919 y en el campo literario en 1920 lo hace Hercules Poirot, tipo que se convertiría en lo que es hoy, uno de los detectives literarios más famosos del mundo y Christie publica varias novelas con él como protagonista; además en esos felices años 20 deja a su hija con su madre y se marcha con su marido a hacer un viaje de escándalo promocionando una exhibición del Imperio Británico (Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, Hawai…), un viaje en el que se convierte en una de las primeras mujeres en practicar surf en el mundo ¿era o no era una mujer de bandera?.

En 1926 se acabó la fiesta, Archie le confesó que estaba enamorado de otra y la dejó compuesta, con hija y sin marido; fue entonces cuando tuvo lugar el espinoso asunto de su misteriosa desaparición; la buscaron por tierra y aire más de 1000 polocías y 15000 voluntarios, partició en el operativo el mismísimo Sir Arthur Conan Doyle quien, o eso se dice al menos en los mentideros literarios londinenses, llegó a entregar un guante de la Christie a una medium para tratar de localizarla; hasta el New York Times se hizo eco de su desaparición (lo que da una idea de la importancia de la escritora ya en aquellos años). ¿Y cómo acabó la historia? 11 días después de su desaparición la localizaron en un hotel-balneario registrada con el apellido de la amante de su marido… marido al que además no reconoció cuando llegó a buscarla.

La Christie recibió tratamiento psiquiátrico y todavía hoy tiene mucho de misterio lo que sucedió realmente, hubo quien pensó que se trató de una crisis nerviosa porque a la muerte de su madre se sumaba el abandono de su marido y fue más de lo que su razón pudo asimilar, otros defendieron que trató de hacer daño a su marido, a modo de venganza, buscando que lo culparan de su desaparición y hubo incluso quien se atrevió a insinuar que no había sido más que un truco publicitario. El caso es que desapareció, fue encontrada, recibió tratamiento médico y se recuperó. Y lo siguiente, como no podía ser de otro modo, fue el divorcio.

¿Qué hizo entonces la dama del crimen? Confirmada la custodia de su hija para ella, se trasladó a prados más cálidos, a Canarias; viajó también a Irak donde conoció a un arqueólogo que se convertiría en su segundo marido, Max Mallowan: Italia, Grecia y Yugoslavia fueron testigos de su luna de miel y Siria e Irak, por las excavaciones en las que él trabajaba, de sus primeras semanas de casados; también estuvieron en Turquía y, entre tanto, la Christie seguía escribiendo, la inolvidable novela Asesinato en el Orient Express es de esta época.

Los años 40 fueron, en lo literario, los de mayor éxito y prestigio para la Christie, aunque en aquella época llegó a ser investigada por el MI5… pensaron que podía manejar información acerca de los planes de Hitler pero nada más lejos de la realidad, por aquel entonces trabajaba de nuevo entre medicamentos, aprendiendo más del uso de los venenos, y su marido estaba en El Cairo, ella seguía escribiendo, publicando y disfrutando del éxito a pesar de los avatares de la vida; de esta época es la mítica novela Diez Negritos. En los años 50 bajó el ritmo de escritura y volvió a deleitarse con las producciones teatrales, fue nombrada Comendadora del Imperio Británico y Miembro de la Royal Society of Literature, entre otros reconocimientos.

Ya en los 70 su salud comenzó a flaquear y en 1976 fallecía por causas naturales, sin mayor misterio que su avanzada edad. Tenía 85 años.

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