10 cosas que no sabías de Edgar Allan Poe.

No era hijo de sus padres.

Su padre biológico se fugó cuando Edgar tenía un año, su madre murió uno o dos años después y sus padres adoptivos no eran tales porque nunca lo adoptaron, podríamos decir que pasó su infancia en régimen de acogida y eso explicaría también que su padre no-adoptivo lo excluyera de su testamento: más allá de lo mal que se llevaran y de lo mucho que lo adorara su madre no-adoptiva, el padre tenía hijos naturales fuera del matrimonio, cabe que la no adopción se debiera más a ésto que a la falta de amor del señor Allan hacia el pequeño Poe y nada hace pensar que, de haberse sometido Poe a su mandato, no le hubiera ayudado más de lo que en realidad lo hizo.

Era guapo y atlético (su mala salud vino después).

¡Quién lo diría! Estamos tan acostumbrados a verlo con esa expresión triste, casi tétrica, que resulta difícil creer que era guapo y atlético pero lo cierto es que era así, el favorito de las mujeres de su tiempo… enamoró a su vecina (aunque su padre se encargó de romper el noviazgo en connivencia con el padre de ella), a la madre de un compañero de estudios (que se ganó el poema ‘To Helen’) y a una docena de mujeres más entre las que había alguna casa y entre las que también estaba su propia prima, 13 años más joven que él y a la postre su esposa.

Dicen que sus amores tenían más de platónicos que de reales pero, como hay pruebas de ello, no ahondaremos en los rumores y sí añadiremos un dato más que demuestra su belleza: cuando murió su madre, las mujeres que la conocían del teatro, lo consideraban un niño bellísimo y ese fue, probablemente, su pasaporte a la casa de los Allan, la que se convirtió después en su madre de acogida, Frances, lo adoraba ya antes de que muriera su madre biológica.

Llegó a la adolescencia hecho un rompecorazones pero en la universidad comenzó a romperse el suyo, especialmente por su intolerancia al alcohol que se empeñaba en beber y también porque a partir de entonces su herencia biológica comenzó a hacerse notar.

El alcohol le sentaba fatal

Son famosas sus borracheras universitarias y también se habla del papel que pudo jugar el alcohol en su muerte pero lo cierto es que le bastaba un trago para estar borracho y dos para perder la cabeza, tenía algo así como una intolerancia al alcohol, lo que hace más rastrero si cabe alguno de los artículos publicados tras su muerte en los que se le presenta como un borracho irredimible.

Adoraba a los gatos, especialmente a su gata Caterina

Si has leído The Black Cat (El Gato Negro) cabe que te sorprenda saber que a Poe le encantaban los gatos, de hecho tenía una gata a la que profesaba un cariño que era además mutuo, Caterina murió (¿de pena?) poco después del fallecimiento de Poe.

Los muertos le enseñaron a leer

Dicho así suena a cosa de locos pero lo cierto y verdad es que no faltamos a la verdad si decimos que lo muertos le enseñaron operaciones matemáticas, eso sí, no fue intencionadamente… Su padre de acogida tenía, entre sus múltiples negocios, uno de lápidas y a Poe le gustaba perderse entre ellas y hacer cálculos con las fechas de defunción. ¡¿A quién se le ocurre?! a Poe, ya sabemos que su cabeza funcionaba de un modo un poco especial…

Adivinaba el futuro...

Como en el punto anterior, cabe que aquí pienses en la locura o el fraude pero una vez más la realidad se impone: en 1838 Poe publicó la novela (que, dicho sea de paso, es su única novela) The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket, en ella se habla de necrofilia: los tripulantes de un bote, a falta de otro alimento que llevarse a la boca, acaban por comerse a uno de ellos. El que sirve de alimento a los demás responde al nombre de Richard Parker.

En 1884 se refirió un caso de naufragio y necrofilia (real), el pobre que sirvió de alimento a los supervivientes fue un tal Richard Parker.

¿Coincidencia? no cabe otra razón lógica…

Como periodista no tenía precio...

Armó un lío de los que hacen época al publicar una noticia falsa: escribió una noticia acerca de un globo que cruzara el Atlántico en 3 días, lo hizo con todo lujo de detalles técnicos lo que le dio una gran notoriedad y veracidad a la publicación…  el editor del periódico tuvo que publicar un desmentido pocos días después porque todo en la noticia de Poe era un puro invento.

Adoraba la criptografía

Aquí estamos siendo un tanto irónicos porque Poe era, como periodista, un tipo tan complicado como cabía esperar, hacía cosas tan extrañas como crear criptogramas y publicarlos para que fueran resueltos y recibía además criptogramas de sus lectores para dedicar sus ratos libres a resolverlos.

No cumplió el sueño de editar su propia revista

Poe siempre tuvo claro que lo suyo era la literatura pero el periodismo también entraba en la ecuación que soñaba para su futuro, de hecho llegó a diseñar su propia revista literaria -The Stylus- y la única razón por la que no consiguió editarla tuvo que ver con la falta de financiación (y no sería porque no intentó conseguirla, de hecho sumó importantes apoyos en el mundo literario para ello pero el dinero no llegó).

Su muerte fue su último relato de misterio

Que su muerte sea un misterio es como una broma macabra del destino, como si de algún modo Poe quisiera escribir su último relato sin usar para ello una sola palabra.

La historia es tan sencilla como misteriosa: salió de viaje, nunca llegó a su destino, apareció en un bar de Baltimore, ciudad en la que sólo tenía que hacer un trasbordo en su viaje, borracho, delirando y vistiendo ropa que no era suya. Fue llevado a un hospital pero nunca recobró la cordura, murió en pocos días.

¿Qué hizo Poe durante los días que estuvo desaparecido? la versión más plausible es que fuera reclutado por los piquetes políticos de la época que, a cambio de algo de comer y mucho de beber, llevaban a los mendigos de mesa electoral en mesa electoral votando varias veces. ¿Fue eso lo que le ocurrió a Poe? sería un final poco poético para tan magnífico escritor así que, a falta de pruebas, dejamos su muerte en misterio…