El poeta del imperio, le llamaban, y cabe que lo fuera (o no). Lo que sí fue (y es), además de un magnífico poeta, es uno de los mayores cuentistas que el mundo recuerda. Hablamos de Rudyard Kipling.
Imposible no empezar por los prejuicios cuando se habla de Jane Austen y no precisamente por la novela que los lleva en el título sino por los que suelen considerarla a ella una novelista romántica...
Amigo de Mark Twain y Henry James, tío abuelo de Graham Greene y el tusitala amigo de los aborígenes, Stevenson es el escritor que podría enganchar a tus hijos a la lectura.
Bram Stoker es el padre de Drácula, uno de esos escritores que han sucumbido a la fama de su criatura...
Keats nació en Londres y se marchó a Italia para tratar de superar la tuberculosis que lo mató privándonos de tantos poemas como hubiera escrito de haber vivido más que sus escuetos 25 años.
Oscar Wilde, todo un personaje de las letras angloirlandesas del que te resultará imposible no enamorarte.
Y quien dice al miedo dice al terror, al pánico, al espanto y al misterio, a la locura, a la maldad, a lo absurdo... en definitiva, a un mundo oscuro de gran maestría literaria, la de Edgar Allan Poe.
No lo decimos nosotros, lo decía él de sí mismo, así se definía, en base a su orientación sexual, sus adicciones y su arte literario. Hablamos de Truman Capote.
Famoso por su Gran Gatsby e inolvidable por sus cuentos, un tipo elegante y ocurrente, así era Francis Scott Fitzgerald.
Thomas Hardy era un enamoradizo hombre de campo que escandalizó a la sociedad de su tiempo con sus novelas. Y cuyo corazón fue enterrado lejos de su cuerpo...