Cosas que probablemente no sepas de la sorprendente vida de Agatha Christie.

Todo empezó con una apuesta...

¿Recordáis que Lord Byron, Percy Shelley y Mary Shelley hicieron una apuesta acerca de quién podía escribir el relato más terrible? De aquella apuesta nació Frankenstein… Pues bien, esta no fue la única apuesta literaria de resultado magnífico, la primera novela de Agatha Christie -El Misterioso Caso de Styles- nació también de una apuesta, la que firmaron la propia Agatha  y su hermana Madge. En su caso la apuesta era de lo más curioso: Agatha consideraba a su hermana incapaz de hilar una historia interesante mientras que su hermana, Madge, la consideraba a ella, a Agatha, incapaz de escribir una historia de forma legible… Lo cierto es que las probablemente las dos tenían razón pero, obviamente, Agatha ganó la apuesta.

¿Y por qué decimos que ambas tenían razón? Porque Madge no era una buena creadora de historias y Agatha era apodada en su familia como ‘la lenta’ por sus dificultades para escribir, una dificultades que tenían explicación.

Padecía disgrafía un transtorno muscular que afecta a las manos y que hace que escribir de forma legible sea casi misión imposible… Por eso la Christie contrató a una persona a la que dictaba sus novelas.

Protagonizó la desaparición más sonada de su época

La buscó incluso Scotland Yard, también el inolvidable escritor Arthur Conan Doyle (sí, Sherlock y Poirot eran coetáneos…), dicen incluso que Conan Doyle llegó a recurrir a una medium (cosas de la desesperación) y es que la escritora se despidió de su secretaria diciendo que estaría unos días fuera y su coche apareció abandonado en una calzada sin rastro de ella… Llegó a temerse lo peor.

¿Qué ocurrió realmente? Eso sólo lo sabía la propia Christie, su poniendo que lo supiera porque cuando la encontraron en Ciudad del Cabo no supo, no quiso o no pudo dar explicación alguna aunque indicios había de algo… Se había registrado con el apellido de la amante de su marido (amante por quien su marido ya le había dicho que iba a dejarla) y cuando el marido en cuestión llegó a buscarla al balneario en el que fue localizada dijo no conocerlo.

La investigó el MI5 desconfiando de sus viajes y relaciones internacionales

¿Cómo se le ocurrió a alguien en el MI5 desconfiar de Agatha Christie y tomarla por una espía teniendo como tenía fama de ser una imperialista al más puro estilo Kipling? ¿Tal vez por sus viajes? Pues no: fue por el nombre de un personaje de sus novelas… y una amistad ‘peligrosa’.

Agatha Christie nombró a uno de sus personajes como Major Bletchley y eso hizo saltar las alarmas en el MI5 (eso y que el título y subtítulo de la novela rezaban tal que así: ¿M o N? ¿Quién de ellos era el agente nazi?).

Además se daba el caso de que era en Bletchley Park donde estaban trabajando los desencriptadores de ENIGMA (el código secreto de los alemanes durante la II Guerra Mundial) y que, además, la Christie era amiga de uno de los trabajadores más destacados de esa instalación militar, Dilly Knox, quien a la postre descifraría el código y llevaría a los aliados a ganar la guerra…

Fue precisamente Knox quien tuvo que averiguar por qué la Christie había elegido aquel nombre para su personaje sin levantar sospechas, y lo hizo, le preguntó directamente y descubrió el misterio: Agatha se había quedado atrapada en un tren entre Londres y Oxford, a la altura de Bletchley…

Vivió en España, en las Islas Canarias

Fue después de su divorcio cuando se instaló una temporada en Canarias y allí se convirtió en una de las primeras mujeres en practicar surf. ¿Te imaginas a la creadora de Hercules Poirot subida a una tabla de surf cogiendo olas? Así la vieron en las aguas canarias en muchas ocasiones y es que por aquel entonces ya no era una principiante, en el viaje que realizara alrededor del mundo con su marido, ya ex marido, y que la llevara a lugares como Hawái o Australia, ya había empezado a practicar surf.

Vio mundo de joven, de casada, de divorciada y de vuelta a casar

Viajó en su adolescencia a París por estudios y a los 20 años acompañó a su madre en un viaje a El Cairo que ésta realizó por prescripción médica (era habitual en aquella época que los médicos ingleses recomendasen temporadas en climas cálidos a sus pacientes para recuperarse de los estragos de la humedad inglesa en el cuerpo); pero aquello fue solo el principio de una vida viajera.

En los años 20, todavía casada con su primer marido y ya madre de una niña, se marcha a dar la vuelta al mundo promocionando una exhibición del Imperio Británico: Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Hawái son sólo algunos de los países que, en compañía de su marido, visitó en aquella gira.

Después vino la crisis matrimonial, el divorcio y la temporada viviendo en Canarias. ¿Y después? Después Irak, donde conoció a su segundo marido, y ya con él, Italia, Grecia, Yugoslavia, Grecia y Turquía.

Pensaba que un arqueólgo era el marido ideal... y se casó con uno

Su primer matrimonio acabó en divorcio, un divorcio traumático para la Christie y en absoluto deseado pero el tiempo todo lo cura y… ¿recordáis aquella frase que tanto se repite de nuestra escritora que decía algo así como que un arqueólogo es el marido perfecto porque cuando más envejeces más le gustas? No sabemos si la dijo antes o después de casarse con su segundo marido… ¿profesión? Arqueólogo.

La más prolífica... y la más leída a pesar de su disgrafía

Escribió muchísimo y lo hizo firmando con su nombre cuando escribía novela policíaca (también cuentos, incluso cuentos infantiles y poesía) y con un pseudónimo, Mary Wesmacott, cuando escribía novela romántica. Y lo hizo a pesar de padecer un trastorno, disgrafía, cuya consecuencia es terrible para un escritor especialmente en la época de Agatha Christie (cuando los manuscritos era, literalmente, manuscritos).

Escribiendo tanto y teniendo tanto éxito era inevitable que se convirtiera en uno de los escritores más leídos y traducidos del mundo, más incluso que el propio Shakespeare (¡sacrilegio! tal vez… pero así fue).