Sobre la libertad.
Sobre la libertad, el esencial ensayo de John Stuart Mill, es una lectura obligada en los tiempos que corren, nosotros hoy repasamos especialmente en lo que nos dice acerca de la libertad de opinión y expresión.
Sobre la libertad es, debe ser, el libro de cabecera de personas libres y sociales porque nadie como John Stuart Mill en este ensayo disertó sobre la esencia de la libertad: nos habla sobre la libertad, sobre el respeto a la libertad de los demás, sobre la libertad de pensamiento, de emoción y de expresión y también del aliento a la exposición de todas las opiniones como vehículo de progreso; defiende el mercado libre porque aplica estas ideas de libertad también a la economía, era favorable al divorcio por el respeto que rendía a las decisiones de las personas que buscan su propio bien y, por la misma razón, era contrario a la defensa del suicidio porque, dado que no buscaba el bien del ser humano sino su fin, era correcta la intervención de la ley y es que la ley existe por y para eso, para asegurar que en el ejercicio de su libertad nadie agrede la libertad de otros (ni la suya propia); Mill defiende la libertad de todos y por eso, en educación, es contrario a la exclusividad de la educación pública, considera que la coexistencia de la educación privada con la pública asegura la diversidad y mejora la calidad, si sólo existiera la educación pública caeríamos, irremediablemente, en la destrucción de la libertad de opinión.
Este ensayo, si bien no hay que olvidar que está escrito en S.XIX y por eso, especialmente en su primera mitad, da una importancia a la religión que hoy sentimos ajena a nosotros, está de completa actualidad principalmente por dos razones: la primera es que ese peso que da a la religión en la opinión no es tan ajeno a nosotros como pensamos, aunque la fe nos haya abandonado, no dejamos de ser una civilización de tradición cristiana y gran parte de nuestro pensamiento se basa en las ideas cristianas; la segunda razón es que más allá del lenguaje de hace siglo y medio o del contexto social de esa misma época, el concepto de libertad no ha cambiado, no puede cambiar y Jonh Stuart Mill ha sabido como nadie desnudarlo ante nuestros ojos.
Podríamos seguir hablando largo y tendido de este ensayo, degranándolo ante vuestros ojos, pero no lo haremos, os animamos encendidamente a leerlo y descubrirlo personalmente pero lo que sí haremos es recoger aquí una idea desarrollada por Mill en este ensayo que, con los tiempos que corren, nos parece esencial, nos referimos a la importancia mayúscula que Mill concede a la libertad de opinión y expresión; resume su importancia en cuatro razones que detallamos a continuación:
Hemos reconocido que para el bienestar intelectual de la humanidad (del que depende todo otro bienestar), es necesaria la libertad de opinión, y la libertad de expresar toda opinón; y esto por cuatro motivos que ahora resumiremos.
Primero, una opinión, aunque reducida al silencio, puede ser verdadera. Negar esto es aceptar nuestra propia infalibilidad.
En segundo lugar, aunque la opinión reducida a silencio sea un error, puede contener, y con frecuencia contiene, una porción de verdad; y como la opinión general o prevaleciente sobre cualquier asunto rara vez o nunca es toda la verdad, sólo por la colisión de opiniones adversas tiene alguna probabilidad de ser reconocida la verdad entera.
En tercer lugar, aunque la opinión admitida fuera no sólo verdadera, sino toda la verdad, a menos que pueda ser y sea vigorosa y lealmente discutida, será sostenida por los más de los que la admitan como un prejuicio, con poca comprensión o sentido de sus fundamentos sociales.
Y no sólo esto, sino que, en cuarto lugar, el sentido de la misma doctrina correrá el riesgo de perderse o debilitarse, perdiendo su vital efecto sobre el carácter y la conducta; el dogma se convertirá en una profesión meramente formal, ineficaz para el bien, pero llenando de obstáculos el terreno e impidiendo el desarrollo de toda convicción real y sentida de corazón, fundada sobre la razón o la experiencia personal.
Dicho esto, vamos unos párrafos atrás en el ensayo para cerrar nuestra recomendación hablando de un concepto al que alude Mill y que no puede estar hoy de más actualidad, el sectarismo en el que pueden caer las opiniones y la imposibilidad de convencer al otro de que es nuestra opinión la que encierra la verdad y no la suya, además de la imposibilidad de ver y aceptar que es la opinión del otro la que encierra más verdad de la que queremos aceptar, así lo explica Mill y así, con esta reflexión suya, cerramos nuestro repaso a su Sobre la Libertad:
Reconozco que la tendencia de todas las opiniones a hacerse sectarias no se cura por la más libre discusión, sino que frecuentemente crece y se exacerba con ella, porque la verdad que debió ser, pero no fue vista, es rechazada con la mayor violencia porque se la ve proclamada por personas consideradas adversarios. Pero no es sobre el partidario apasionado, sino sobre el espectador más calmoso y desinteresado sobre quien la colisión de opiniones produce su saludable efecto. El mal realmente temible no es al lucha violenta entre las diferentes partes de la verdad, sino la tranquila supresión de una mitad de la verdad; siempre hay esperanza cuando las gentes están forazadas a oír las dos partes, cuando tan sólo oyen una es cuando los errores se convierten en prejuicios y la misma verdad, exagereada hasta la falsedad, cesa de tener los efectos de la verdad.