El despertar de Kate Chopin.
Edna Pontellier, protagonista de El Despertar, es una mujer que trata de abrazar su libertad pero las convenciones de su tiempo y las consecuencias de sus propias decisiones pesan demasiado.
El Despertar es una novela de Kate Chopin que levantó ampollas en su época, tanto fue así que durante décadas ¡décadas! permaneció oculta, cancelada… y su autora, harta de tanta tontería, siguió escribiendo cuentos y abandonó la idea de escribir novelas.
¿Y tanto escándalo por qué? Porque a Kate Chopin se le ocurrió hablar de la mujer como de un ser libre y eso, en una sociedad que imponía a las mujeres, a través del matrimonio y la maternidad, unos quehaceres muy determinados privándolas de cualquier otro y que cubría con un tupido velo temas como el deseo sexual de las mujeres era inaceptable. Afortunadamente la novela en cuestión, El Despertar, no se perdió sino que fue recuperada y goza hoy de la consideración propia de un clásico de la literatura americana y universal porque, además, hay aspecto de la historia que cuenta que no pueden ser más actuales.
El Despertar hay que leerlo con una doble perspectiva: entendiendo la sociedad para la que fue escrita y el papel que jugaban en ella las mujeres y desde una mirada más universal, desde el universo de lo femenino.
En lo circunstancial poco hay que decir que no puedas imaginar: Edna, la protagonista de El Despertar, es una mujer casada y madre de dos hijos, vive cómodamente en Nueva Orleans y goza de cálidos veranos vacacionales en Grand Isle; es una mujer respetada y popular, que goza de las fiestas a las que asiste y las que da ella misma; pero es también una mujer que despierta… Despierta a través del amor (aunque quizá sería más exacto decir que lo hace a través del enamoramiento) y, lo que es más importante, que no sabe cómo gestionar su vida ahora que ha ‘despertado’.
En este sentido, el más íntimo y personal, lo que Kate Chopin plantea es el eterno dilema de las mujeres; un dilema que tiene ya poco o nada que ver con el matrimonio y lo que la sociedad espera o deja de esperar de nosotras pero que mantiene toda su problemática en la maternidad; hoy hablamos de los problemas de conciliación y lo reducimos a organizar la crianza de nuestros hijos sin renunciar a nuestros horizontes laborales pero la esencia del problema es más honda, más profunda: ¿a qué estamos dispuestas las mujeres por nuestros hijos? ¿cuándo y a cuánto estamos dispuestas a renunciar por ellos? ¿se nos puede pedir tanto? es más ¿se nos pide algo o somos nosotros las que nos lo exigimos? Podríamos seguir así haciéndonos una y mil preguntas acerca de como la maternidad no solo cambia nuestra vida sino a nosotras mismas aunque no por ello dejamos de existir, de vivir, de desear, de soñar…
Eran mujeres que idolatraban a sus hijos adoraban a sus maridos y consideraban un alto privilegio anularse como individuos y desarrollar alas como ángeles de la guarda.
Edna se revela contra la idea de que sus obligaciones como mujer casada y madre le impongan una vida que no desea y logra sacudirse mucho de todo ello: se pone por montera las convenciones sociales y acaba por considerar a su marido casi como un mero objeto decorativo de su vida (el mismo modo que ella era considerada un objeto decorativo de la de él…) pero, superados todos los impedimentos y convenciones se topa con la realidad de su maternidad, con la dificultad de vivir libremente y concediéndose lo que cree desear y merecer sin que ello suponga daño alguno para sus hijos; cuando además el objeto de sus deseos, el hombre del que se ha enamorado, demuestra no ser capaz de ponerse el mundo por montera que ha hecho ella a pesar de ser, él sí, un hombre libre… la vida se desencadena (por decirlo de algún modo sin decir mucho, sin decir nada en realidad porque aquí nos ahorramos los spoilers para permitiros disfrutar plenamente de las lecturas que recomendamos).
Pensó en Léonce y en los niños. Eran parte de su vida. Pero no tendrían que haber creído que podían poseerla en cuerpo y alma.
Ciertamente la sociedad actual no es la sociedad en la que vivía Edna ni las mujeres somos hoy en día como antaño, tampoco los hombres, ahora bien, hay algo del dilema de Edna en todas las mujeres y Kate Chopin nos incita a reflexionar sobre ello con una novela de corte costumbrista fácil de leer, agradable y sugerente que nos lleva hasta su última página para dejarnos después… estupefactas.
El Despertar es una de esas novelas que te deja pensando, cuando no tiritando, y que nos recuerda que la libertad es el bien más preciado, un bien que debemos administrar y cuidar porque, de no hacerlo, corremos el riesgo o bien de perderlo o de que nos devore, las dos opciones son terribles.