Nelle Harper Lee, la amiga de Truman Capote que escribió una novela y ganó un Pulitzer.

Nelle Harper Lee es la autora de Matar a un ruiseñor, una de las novelas más deliciosas y honestas de la literatura americana pero ¿quién fue la mujer que escribió tan notable novela?

Hay escritores que nacen con la vocación puesta, otros que se la encuentran por el camino de la vida; los hay que escriben poemas y relatos desde el jardín de infancia, otros que empiezan a contar historias cuando ya peinan canas, algunos pueden armar con sus escritos una biblioteca entera y otros son escritores de una novela o dos… Lo cierto es que en realidad no importa cuán prolífico sea un escritor, lo realmente importante es que lo que escriba merezca la pena; Nelle Harper Lee escribió solo una novela (algunos dicen que dos y que en 2015 se publicó la segunda pero en realidad ‘Ve y pon un centinela’ es un borrador previo a ‘Matar un ruiseñor‘, es más, es el borrador de ‘Matar a un ruiseñor’, lo que sucede es que cuando un escritor publica una novela tan redonda y tan perfecta como ‘Matar a un ruiseñor’, queremos más e incluso un borrador guardado durante décadas en un cajón entra en la categoría de obra a publicar y leer.

Nelle Harper Lee nació en Monroeville, Alabama, en abril de 1926 y tuvo una vida larga, murió en 2016 a punto de cumplir 90 años pero, en lo literario, su vida fue mucho más corta, solo de una novela, claro que ¡qué novela! la llevó directa al Pulitzer.

Cabe que pienses que su vida fue la de una madre de familia, de ahí su escueta obra literaria, pero nada más lejos de la realidad; Harper Lee nunca se casó ni tuvo hijos, tampoco se convirtió en influencer ni cosa semejante tras el éxito de su novela ‘Matar a un ruiseñor’, éxito que además fue doble: éxito literario refrendado tanto por los lectores como por el Premio Pulitzer y éxito cinematográfico al ser llevada al cine con Gregory Peck en uno de los papeles protagonistas.

A Harper Lee el éxito le importaba lo justo, lo vivió en su localidad natal, un pueblo de menos de 7.000 habitantes y nunca concedió entrevistas ni buscó los focos, lo que sí aceptó fue viajar a Washington para recibir, de manos del Presidente de Estados Unidos (entonces George W. Bush) la Medalla Presidencial de la Libertad; esta no fue la única distinción que recibió más allá del Pullitzer, también contaba con la Medalla Nacional de las Artes y era miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras.

Las personas que están en sus cabales no se enorgullecen de sus talentos.

Estudió derecho aunque no llegó a graduarse porque por más que admirara la profesión de su padre a ella la vocación la llevaba por otros caminos, trabajó en Nueva York como recepcionista en una compañía aérea mientras trataba de convertirse en escritora y, una vez lo logró, volvió a su pueblo natal donde vivió de modo discreto.

Claro que a pesar de su vida discreta, aspecto este en el que se parece notablemente a Salinger, Harper Lee no era una desconocida en el mundo literario americano ¿la razón? era buena amiga de Truman Capote, amiga de toda la vida porque crecieron juntos, eran vecinos, en Monroeville; Capote confesó que Idabel, el personaje de su novela Otras voces, otros ámbitos, estaba inspirado en Harper Lee y también dijo sentirse representado en Matar a un ruiseñor porque era él, y no ninguno de sus hermanos (tenía cuatro) quien acompañaba a Harper Lee a los juicios en los que el padre de ella trabajaba como abogado defensor… Sobre los vínculos de la historia que Harper Lee cuenta en Matar a un ruiseñor y la realidad de su vida, cabe destacar algunos más: no solo su padre era abogado, como el protagonista de la novela, y ella iba a la sala de juicios a verlo en acción, como hace la protagonista de su novela, su padre defendió no a uno sino a dos hombres negros; también hay similitudes en el tipo de vida que lleva Scout, la niña de la novela, y la propia Harper Lee, ambas iban al colegio cerca de casa en un pueblo sureño (claro que Harper Lee iba con Truman Capote, su vecino, no con un hermano mayor en plena aborrescencia…).

Uno es valiente cuando, sabiendo que ha perdido ya antes de empezar, empieza a pesar de todo y sigue hasta el final pase lo que pase.

¿Por qué ahondamos aquí en la novela casi tanto como en la escritora? Porque leer Matar a un ruiseñor es no solo colarse en el pensamiento de Harper Lee sino también en su vida, la novela siendo solo eso, una novela, se basa en lugares, personajes y hechos de su infancia.

No fue una niña como otras ¿cuántas hubieran preferido plantarse en una sala de juicos antes que hacerlo en cine o en un parque cualquiera? y aun antes de eso ¿cuántas niñas recibieron el nombre de sus abuelas… puesto del revés? (su abuela se llamaba Ellen y ella Ellen del revés… Nelle); tampoco fue una mujer como otras ni mucho menos una escritora más; lo que fue, sin lugar a dudas, es uno de los escritores que mejor ha sabido plasmar la realidad del racismo en las sociedades sureñas, es verdad que ha habido otros (qué decir de Faulkner) pero nadie, menos que nadie el complejo y modernista Faulkner, lo ha hecho con la sencillez con que lo hizo Harper Lee, contando una historia que estaba inspirada en su pueblo natal y que nos lleva de la mano, colándonos en las casas de los diferentes vecinos y haciéndonos testigos mudos de una realidad incontestable de la que hablaremos al adentrarnos en la gran novela de Nelle Harper Lee: Matar a un ruiseñor.

Nelle Harper Lee murió en una residencia de ancianos de Monroeville a punto de cumplir los 90 años.

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No hablamos de quienes tiene la insensata intención de cancelar a Harper Lee y su novela Matar a un Ruiseñor porque ya lo hicimos aquí y no queremos repetirnos ni dedicar un minuto más de los necesarios a ideas tan dañinas como esa.

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