Si. La resiliencia de Rudyard Kipling.
If (Si) es uno de los poemas más bellos del mundo, un canto a la resiliencia, al aprendizaje, al crecimiento…
La literatura escrita en lengua inglesa ha dejado insignes cuentistas y entre ellos se encuentra, sin lugar a dudas, Rudyard Kipling pero no será su Libro de la Selva el que nos adentre hoy en su obra porque hoy, más que al cuentista, queremos conocer al poeta y al hombre que se desvelaba a través de sus versos.
Rudyard Kipling era un inglés de la cabeza a los pies, nació en la India pero sus padres eran británicos y desde los seis años vivió y se educó en Londres; no le llamaron el poeta del imperio por casualidad y es que aunque tuvo mucho más de alma libre y espíritu viajero que de voluntad rendida a poder alguno, no pudo (ni probablemente quiso) negar nunca su ser británico de la cabeza a los pies, es más, permitió que su carácter y educación británica se desbordaran en su obra, especialmente en su poesía y muy especialmente en el poema If (Si).
Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor
la han perdido y te culpan a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptas que tengan dudas.
Este poema de esencia victoriana hubiera sido aprobado por el mismísimo Zenón de Citio, padre, señor y fundador del estoicismo y es que los victorianos eran, en realidad, muy estoicos (cabe que más hipócritas que resilientes pero esa es otra historia) ¡resiliencia! esa es, a nuestro criterio y aunque no aparezca ni una sola vez en el poema, la palabra clave de estos versos.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.
Los estoicos eran resilientes cuando asumían la realidad y sus hechos tal y como eran y eran también lógicos y racionales cuando analizaban esa realidad para discernir qué había en ella de inevitable y qué cosas podían verse afectadas por sus acciones y decisiones. No eran conformistas ni creían que el destino estuviera escrito pero sabían que escribirlo no era sólo asunto suyo.
Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Un estoico se sabía parte de un todo y se elevaba sobre sí mismo para entender ese todo y actuar siempre por el bien del todo, por el bien común porque los estoicos cuidaban los unos de los otros… ¿y a santo de qué tanto hablar de los estoicos? ¡a los victorianos!.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.
Había algo de estoicismo en las gentes británicas de la época victoriana aunque lo cierto es que se nos antoja sólo una gota en medio de un océano de prejuicios, disciplina, ideas preconcebidas y normas y más normas, tantas que resultaba imposible que no llegase un momento en el que se contradijesen las unas con las otras.
Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
La sociedad victoriana sí tenía algo de conformista y fatalista, era rígida y moralmente exigente en la forma (no tanto en el fondo, de ahí la doble moral que fue después puritana y que ha llegado, en gran medida, a nuestros días) pero Kipling no era así, no pensaba así, Kipling tenía más de estoico que de victoriano y cabe que por eso resultara tan raro a los suyos, tanto que se permitía responder con un ‘gracias pero no, gracias‘ a los premios más destacados de su tiempo negándose incluso a ser un Caballero de la Orden del Imperio Británico ¡con lo british que era y se sentía Kipling!
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la Voluntad, que les dice: «¡Resistid!».
Y resistió. Resistió incluso la muerte de sus hijos y la sobrellevó, junto a su mujer, del único que modo que sabía hacerlo. Viajando y escribiendo.
Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente labor
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!
Kipling le hablaba al hombre más que al hijo, nos hablaba a todos cuando animaba a ese ‘hijo suyo’ a ser resiliente, a resistirlo todo sin rendirse nunca, a soñar y a pensar siendo dueño de sus sueños y sus pensamientos, a dedicar cada minuto de su tiempo a aquello sobre lo que podía trabajar obviando toda distracción y emoción.
Hablar de If (Si) es hacerlo de estoicismo, de moral victoriana y de resiliencia pero es hacerlo también de esencia británica porque este poema es muy inglés, tanto que que a día de hoy sigue siendo un referente para los ingleses y no solo aparece siempre entre sus poemas favoritos sino que forma parte de su vida, he aquí un ejemplo ¿sabías que los versos de este poema en los que Kipling habla del triunfo y el fracaso como impostores están grabados en la puerta de acceso a la pista central de Wimbledom? pues así es.
Y pensarás ¿tanta historia para recomendar la lectura de un poema incluido ya íntegramente (en su traducción al castellano) en este artículo? la verdad es que no; nos gusta la resiliencia de Kipling, nos gusta porque cuando paseamos por su vida descubrimos que vivió como escribía y escribía como vivía, lo que le da un extra de credibilidad, porque nos ayuda a entender y a creer que nuestro destino estará en nuestras manos tanto como seamos capaces de trabajar por él aceptanto los inevitables de la vida y sin dejar que éstos nos destruyan. Pero nos gustan más cosas de Kipling, del Kipling que puedes descubrir en su obra poética ¿qué tal una edición en castellano prologada por T.S. Eliot? su última edición es de 2016.