Detectives, policías, periodistas, políticos y los extraordinarios casos de monsieur Dupin.

¿Te van los relatos policíacos y las historias de detectives y no conoces a monsieur Dupin? ¡válgame Dios! su primer caso es el primer relato policíaco de la literatura universal…

Antes de reflexionar un poco, sin caer en el spoiler fácil, alrededor de los extraordinarios casos de monsieur Dupin cabe presentarlo y hacer notar su importancia en el mundo literario: se trata de un tipo listo e inteligente, cultivado, leído, perspicaz y hábil además de observador, muy observador; no es un detective pero ese es el papel que toma en los tres extraordinarios casos que nos relata Poe con él como protagonista y no es un papel de poca importancia, el primero de los casos pasa por ser el primer relato policiaco de la literatura universal, es más, Sherlock Holmes no sería Sherlock Holmes o, mejor dicho, Sherlock Holmes no sería como es, si Conan Doyle no hubiera leído los extraordinarios casos de monsieur Dupin y conocido así a este curioso personaje.

Observar atentamente es recordar con claridad.

Los tres relatos, Los Crímenes de la Calle Morgue, El Misterio de Marie Rogêt y La Carta Robada, son casos que la policía se ve incapaz de resolver y a los que el avispado monsieur Dupin logra dar luz y solución, ahora bien, no vamos aquí a entrar en detalles de la trama de ninguno de esos casos porque se trata de relatos de unas pocas páginas a los que no cabe robarles un ápice de misterio ni intriga, lo que sí haremos es repasar lo que es, a primera vista, accesorio y a nosotros se nos antoja, como poco, importante.

En el primero de los relatos, Los Crímenes de la Calle Morgue, la policía no sale muy bien parada porque queda demostrada su incapacidad para resolver un caso que estaba lejos de ser un crimen perfecto como bien demostrará monsieur Dupin ¿qué es más importante en este relato, la incompetencia policial o la sagacidad de Dupin? Pues diríamos que ni lo uno ni lo otro, lo más importante es lo sorprendente de la historia finalmente desvelada y la fatalidad como hecho irrefutable de la vida… ¿intrigado? Si quieres saber más tendrás que leer a Poe, nosotros ponemos punto en boca y pasamos al segundo relato.

La verdad no siempre está en un pozo. De hecho, en lo que se refiere al conocimiento más importante, creo que la verdad es invariablemente superficial.

El Misterio de Marie Rogêt no solo ahonda un poco más en la incompetencia policial sino que pone en primer plano de la crítica al periodismo, en particular a los periodistas de sucesos que un día detrás de otro publican información acerca de la misteriosa desaparición de Marie Rogêt; por una parte la policía no logra desentrañar lo que sucede desde el momento en que Marie desaparece hasta el momento en el que reaparece (no diremos en qué condiciones…) pero, además, monsieur Dupin dedica buena parte del relato a destripar, casi literalmente, los artículos periodísticos acerca de este misterio y poco a poco, quitando lo que no es cierto o carece de importancia y diciendo de los redactores cosas tan… elocuentes como que era una pena que no nacieran loros o que redactaban contra aquello que tratan de defender, descubre como con unos pocos detalles diseminados en diferentes artículos y periódicos era suficiente para tener más o menos claro lo ocurrido… ¿quieres saber qué fue? Poe te lo cuenta en El Misterio de Marie Rôget.

Y nos queda el tercero de los relatos, La Carta Robada; si te decimos que la policía vuelve a quedar regular seguro que no te sorprende pero cabe decir que hay una notable diferencia, en este relato el trabajo policial es minucioso y detallado, lo que queda puesto en entredicho es la sagacidad de quien dirige la investigación (y la de quien roba la carta…¡un político!), tan puesto en entredicho que al final del relato te quedarás con la boca abierta (o no, porque tras tres historias protagonizadas por Dupin ya esperarás de él, de uno de los detectives más ilustres de la literatura universal, lo mejor).

El ministro D… se atreve a cualquier cosa, tanto a lo que es digno como a lo que es indigno de un hombre.

Más allá del indubable placer de leer buenos relatos de misterio, dejarse llevar por Poe al mundo de Dupin es además revelador; de un modo indirecto pero importante descubrimos el trasfondo del mundo policial y del periodístico hasta el punto que es el propio Dupin quien acaba haciendo una distinción entre la opinión pública y la publicada (aunque sin utilizar estos conceptos literalmente); dice Dupin que la opinión de la mayoría suele encerrar mucha verdad… pero solo si esa mayoría no piensa de forma dirigida (y utiliza su repaso de las noticias publicadas acerca del misterio de Marie Rogêt como ejemplo: si lees esas noticias y tomas por ciertas deducciones incuestionables allí expuestas que son rigurasamente falsas… tu opinión estará mal fundamentada y muy lejos de la verdad).

Es importante que no hallemos huellas palpables de sugestión. La opinión tiene que ser rigurosamente la del público.

Si hacemos caso a Dupin (nosotros estamos con él…) y pensamos en la prensa como alimento informativo de la opinión pública podemos fácilmente recordar a Orwell y 1984 porque ambos vienen a decir lo mismo: si la información no es contrastada y por tanto no es veraz, no digamos ya si además está manipulada o dirigida para influenciar más que para informar, la opinión pública se puede ver manipulada hasta el punto que una minoría puede alcanzar el volumen de una mayoría de forma eminentemente falsa; claro que si nos falta la información veraz y contrastada… ¿cómo saberlo? Poe hizo, cabe que sin saberlo, uno de los mejores alegatos en defensa de la prensa libre (porque si es libre es diversa en opiniones y objetivos y su capacidad de manipulación estará siempre limitada por la propia libertad, si por el contrario está sometida al poder político… ay).

Pero no queremos distraerte ni mucho menos manipular tu intelecto, lo de Poe no es la literatura política sino los relatos de misterio, relatos de los que no hemos querido desvelar nada porque, siendo relatos breves, un poco sería ya mucho, en cambio sí hemos querido fijarnos en la ambientación de los propios relatos y en como quedan los policías, especialmente en Los Crímenes de la Calle Morgue, los periodistas en El Misterio de Marie Rogêt y los políticos ¡ay los políticos! en La Carta Robada.

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